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La otra historia de la Bella y la Bestia - I Hada Oscura

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  Era un simple día más, uno de tantos otros que estarían por venir sin que nada especial sucediese, o al menos ese fue el pensar de los habitantes del pequeño pueblo al despertar, ahí jamás pasaba nada, nada emocionante, nada bueno o nada malo, solo la rutina, la monótona vida de un pueblo demasiado lejano de los demás como para tener interacción, y demasiado pequeño como para despertar el interés de los turistas. En aquél poblado vivían desde hacía algunos pocos años Maurice y su hija Bella, aquél había sido el mayor acontecimiento del pueblo desde hacía décadas, e incluso llevando ya cinco largos años en dicho lugar, padre e hija seguían siendo considerado los nuevos. Maurice era un hombre bajito, de barriga prominente, pelo cano y alborotado y una barba larga que cubría casi toda su cara, sus manos rasposas, ásperas y callosas eran el reflejo de una vida de trabajo, y las arrugas de su rostro producto de los años, las largas horas al sol y el ceño fruncido, le hacían parecer mucho

La venganza de la Bestia sobre la Bella dereck(dereck_conway82@hotmail.es)

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“Por dios no se que pinta aquí” “¿en que estaría pensando la niña?” “menudo capricho” Miguel bebía una copa de vino, sonreía y aguantaba todos los cuchicheos y comentarios despectivos hacia su persona, mientras esperaba el momento de que acabara la comida en casa de sus suegros. ¿Cómo una persona de tan bajo perfil había terminado codeándose con la élite?. Miguel tenía 33 años. Era bastante bajo, especialmente para ser hombre, pero con una espalda ancha como un toro. Brazos fuertes con unas manos encalladas fruto del duro trabajo. Su rostro no era especialmente agraciado, poseía además una cicatriz sobre la ceja derecha. Solía llevar barba y una frondosa cabellera de aspecto de león. Miguel solo poseía un atributo masculino del que podía presumir, pero del mismo modo no podía usarlo para presumir, su enorme pene, un aparato de proporciones desmesuradas. Miguel se vio obligado a abandonar los estudios de muy niño para ayudar a su padre en el campo. Con la mayoría de edad y sin un duro,

Alcaldesa violada y follada durante una huelga, Juan(enartar10@gmail.com)

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  Después de mucha insistencia por parte de mi marido, diputado en Madrid, me afilié al Partido, sin intención de ocupar ningún cargo, solo con la idea de colaborar. Yo seguía trabajando en un despacho de abogados de la capital de una provincia andaluza, a 20 minutos del pueblo. Con el tiempo, mi conocimiento de temas urbanísticos hizo que me incluyeran en una comisión de la diputación y posteriormente, me pidieron que me presentara a la alcaldía y salí elegida, por lo que me convertí en alcaldesa de mi pueblo, de unos 15,000 habitantes. Mi marido era un veterano del partido, diputado a Cortes, que pasaba la semana laboral en Madrid y muchos fines de semana, coincidía con alguna actividad del ayuntamiento mía o suya del partido, y entonces esa semana, apenas nos veíamos. Cuando no tenía ningún acto, lo pasaba durmiendo hasta mediodía y luego la tarde tumbado en el sofá del salón, sin importarle si yo llevaba una semana de tensión y necesitaba salir y sentirme querida.  Para qué decir,