La venganza de la Bestia sobre la Bella dereck(dereck_conway82@hotmail.es)

“Por dios no se que pinta aquí” “¿en que estaría pensando la niña?” “menudo capricho” Miguel bebía una copa de vino, sonreía y aguantaba todos los cuchicheos y comentarios despectivos hacia su persona, mientras esperaba el momento de que acabara la comida en casa de sus suegros. ¿Cómo una persona de tan bajo perfil había terminado codeándose con la élite?. Miguel tenía 33 años. Era bastante bajo, especialmente para ser hombre, pero con una espalda ancha como un toro. Brazos fuertes con unas manos encalladas fruto del duro trabajo. Su rostro no era especialmente agraciado, poseía además una cicatriz sobre la ceja derecha. Solía llevar barba y una frondosa cabellera de aspecto de león. Miguel solo poseía un atributo masculino del que podía presumir, pero del mismo modo no podía usarlo para presumir, su enorme pene, un aparato de proporciones desmesuradas. Miguel se vio obligado a abandonar los estudios de muy niño para ayudar a su padre en el campo. Con la mayoría de edad y sin un duro, emigró a la ciudad. Realizó todo tipo de trabajos físicos, incluso boxeó en tugurios. Por sobrevivir, estaba incluso dispuesto a rodar pelicular pornográficas, cosa que no le atraía de echo, sabía que su aspecto no era el adecuado para la pantalla, pero una vez que se bajara los pantalones sería un fichaje seguro. Para su suerte, no le hizo falta y gracias a un amigo logró colocarse en una cadena de bricolaje donde rápido destacó con sus habilidades manuales. Por una serie de casualidades Miguel conoció a Celeste. Totalmente opuesta a él, Celeste era una chica menuda, de cuerpo grácil y proporcionado, había estudiado muchos años danza y ballet. Con una piel sedosa, un rostro sonrosado y una larga melena rubia, celeste era una pequeña princesa, perteneciente a una familia del mas alto nivel. Celeste apenas tenía 18 años y miguel ya 25 cuando se conocieron. Por supuesto la familia de Celeste estuvo completamente en contra de Miguel e hicieron todo lo posible por impedir su unión, pero ambos estaban enamorados. Miguel, en muchas ocasiones, se sorprendía. En la actualidad Celeste trabajaba en un consejo de administración de empresas, vivian en mundos opuestos, y Miguel no podía hablar de su trabajo. Tampoco le agradaba el teatro o la literatura clásica. Ël pensaba que gran parte del éxito de su relación era el sexo. Aunque miguel trataba a Celeste como uan princesa, se desvivía hasta la sumisión, en la cama cambiaba el rol. Le gustaba el sexo duro, sin llegar a hacer daño, pero le gustaba dominar a las mujeres y tratarlas como meros objetos sexuales, y a Celeste le encantaba. La pareja habían tenido una hija aunque no había llegado a consumar el matrimonio. Los viernes era el día mas temido para Miguel. Su hija estudiaba en el colegio privado mas exclusivo de la ciudad, algo que sus abuelos habían impuesto. A diario la recogía una asistenta ya que la pareja trabajaba. Sin embargo, los viernes Miguel salía temprano, e insistió en ser él, el que recogiera a su pequeña, porque amaba pasar cada minuto con ella, para disgusto de su suegro. Por desgracia para Miguel, parecía que todas las asistentas tenían los viernes libre, porque en la puerta del colegio se juntaban un gran numero de padres. Miguel procuraba mantenerse al margen, lo justo para no interferir sin parecer grosero. Había algunas personas muy agradables, pero otras no dejaban de lanzarle cuchillos envenenados. El ruido del BMW descapotable anunciaba la llegada de su enemiga mas temible: Ruth. Tenía la misma edad que su pareja, 25 años, además de ser una amiga íntima, algo que afectaba aun mas a Miguel. Ruth era una mujer de dibujos animados, la fantasia de cualquier hombre. 1,90 de altura, que siempre ganaba algún centímetro mas por sus tacones. Un cuerpo de curvas peligrosas e imposibles, según Ruth fruto del trabajo y de contar con un nutricionista personal y un entrenador de alto nivel, si bien Miguel apostaba que aquel cuerpo escultural también se debía a las manos de los mejores cirujanos plásticos que el dinero podía pagar. Un pecho descomunal pero desafiante a la gravedad, posiblemente también retocado, unos labios generosos, ojos azules y una larga melena dorada, quizás de bote. En cualquier caso Ruth era una mujer de revista. Curiosamente Ruth estaba casa con un hombre bajito, de cuerpo orondo y calvicie prominente, que además le doblaba la edad. Eso si, su marido era un empresario millonario con grandes aspiraciones políticas. Para Miguel estaba claro que el amor no se podía comprar, pero una mujer como Ruth si tenía un precio. Por desgracia, lo que tenía de bella lo tenía de antipática. Ruth no disimulaba su desprecio por Miguel, lo atacaba directamente. Cuando paso por su lado dejo caer la colilla del cigarro que fumaba a sus pies y levanto la voz - Que barbaridad, tengo que buscar otra escuela, esta se esta llenando de chusma Miguel soportaba todos los embistes heroicamente, además el marido de Ruth era el jefe de su esposa y no quería causarle problemas. Poco se imagina Miguel que su suerte con Ruth iba a cambiar radicalmente. Ocurrió un sábado noche. El marido de Ruth organizó una fiesta de negocios, y Ruth se encargó de dejar claro que la presencia de miguel no era grata, quedarse en casa era algo que Miguel agradeció. Celeste por su parte debía ir para entregar unos documentos necesarios para los hombres de negocios que acudirían a la fiesta. Pero la mala suerte hizo que Celeste cayera enferma con vómitos minutos antes de salir. Miguel hizo tripas corazón, se enfundó su mejor traje y fue a la fiesta para entregar los documentos. Por suerte Ruth estaba muy ocupada con los invitados y dejó en paz a Miguel, este se mantuvo en la fiesta el tiempo necesario para no parecer descortés, y decidió marcharse. Buscaba un cuarto de baño antes de irse, dando vueltas por el impresionante chalet, casi mansión, donde vivía Ruth. Realizó una videoconferencia con Celeste, esta ya mucho mas recuperada se marchaba a la cama. Colgó el teléfono, pero como de costumbre, Miguel se tuvo que pelear con los botones de la pantalla táctil, demasiado sensible para sus manazas. Enfrascado con el móvil, entro a lo que pensaba que era un cuarto de aseo, pero era un despacho. Lo que vio sin embargo lo dejo helado. En el suelo, arrodillada, estaba Ruth. Junto a ella echa un ovillo había unas bragas. El vestido se le levantaba a Ruth dejando ver un culo perfecto, de diosa, casi tapado por su larga melena rubia. Estaba practicándole una felación, pero no a su marido. Era un chico joven, de poco mas de 19 años. Con la camisa desabrochada que mostraba un torso bien definido. Pero lo sorprendente era que se trataba de unos de los camareros del catering. El chico sudaba, posiblemente ni en sus sueños mas húmedos se habría imaginado tener a semejante hembra a sus pies. En un momento, el chico tomo a Ruth, la tumbo sobre la mesa, le abrió sus piernas, y comenzó a penetrarla. Ruth gemía con cada embestida. En una de estas, alzo la mirada y vio a Miguel -Lárgate de aquí hijo de puta!!!!! Miguel se marchó corriendo. Condujo muy nervioso hasta su casa, no sabía si contárselo todo a Celeste, pero en cualquier caso estaba dormida. Miguel se encerró en el cuarto de baño, aun temiendo la reacción de Ruth. Echó mano al móvil y se dio cuenta que el aparato aun estaba grabando. Con un presentimiento, puso la grabación al inicio y bingo, en la pequeña pantalla se veía perfectamente la escena de Ruth chupándole la polla al chico, y como este la alzaba y se la follaba. Miguel vio el video una y otra vez, y casi sin pensarlo, acabo masturbándose observando aquel glorioso culo. Una idea se le apareció en su mente, pero acabó rechazándola porque era un juego demasiado peligroso. Pasaron unos días y para alivio de Miguel nada ocurrió. Llego el viernes, como de costumbre, en la puerta del colegio, Ruth apareció en su auto. Caminó desafiante y altiva, no se molestó en girar la cabeza, sencillamente al pasar por al lado de Miguel le dijo “sígueme”. Miguel tragó saliva y siguió a Ruth hasta que giraron y se ocultaron de miradas indiscretas. Ruth se plantó con toda su altura, brazos cruzados y piernas separadas, una actitud que pretendía amedrentar a su rival. Pero Miguel, que se las había visto con toda clase de escoria en otros tiempos, le sostuvo la mirada a Ruth. Esta finalmente explotó -Mira gilipollas, ¿Quién te has creído de que eres para ir espiando por casas ajenas? -Yo solo buscaba un cuarto de baño, en ningún momento tenia intención de.. -Que te calles! Me importas una mierda, me importas menos que una mierda. No se que coño piensas que viste, pero tu no vistes nada ¿te enteras? Porque te juro, que si se te ocurre decir una sola palabra, te voy a aplastar como a un mosquito, y a la mojigata de tu mujer… bueno.. que vaya apuntándose al paro, porque le voy a destruir la vida. ¿estamos? -Yo….si….. claro… por supuesto -Bien, ya me parecía a mi. Joder pero que asco me das. Ruth se marchó con su altivez y no se dio cuenta como Miguel propinó un fuerte puñetazo contra la pared, lleno de rabia y frustración. Aquella noche Miguel practicó el sexo con su mujer, pero no podía dejar de pensar en Ruth. No era la primera vez que lo hacía, pero en esta ocasión se dejo llevar por su ira y acabó follando a Celeste con una fuerza inusitada. Generalmente tenía tacto en no forzarla con su enorme polla, pero en esta ocasión los gemidos y algunos gritos de dolor no lo detuvieron. Celeste quedó rendida tras el polvazo y se durmió, pero Miguel que no había logrado correrse, se encerró en el cuarto de baño, y viendo por enésima vez el video en su móvil, se masturbó machacándose la polla pensando en la zorra de Ruth. Se corrió y en aquellos momentos el corazón le latía a mil por hora y sin pararse a pensar en las consecuencias mandó el video al móvil de Ruth. El juego había empezado y Miguel sabía que ya no habría vuelta atrás, su venganza empezaba. Era muy temprano por la mañana cuando el móvil de Miguel sonó, y mostraba el numero de Ruth. Miguel respiró profundamente consciente de que toda su suerte dependía de esa llamaba. Descolgó y durante unos eternos segundos todo fue silencio. -Eres un hijo de puta Miguel sonrió al detectar el temblor en la voz de Ruth y pensó “ya eres mía” -Deberias de cuidar esos modales… si sabes lo que te conviene -Mira cabrón, no tienes ni idea de con quien te estas metiendo. Puedo destrozarte la vida, ¿sabes? -Si, si, lo se. Adelante, llama a la policía, a un ejercito de abogados, llama al mismísimo Superman. Pero en el momento que yo publique este video, ¿Qué crees que pasara? ¿Tu maridito va a seguir aguantando a la comepollas de su mujer? Te va a dar una patada, y se te acabo el lujo, las tarjetas de crédito y toda tu vida (Silencio) -Esta bien, ¿Cuánto me va a costar esto? ¿Cuánto quieres por borrar ese video? -Ja,ja,ja.. no cariño… a mi tu dinero me da igual. Yo quiero Respeto. -¿Respeto? -Si, respeto. Quiero que dejes de insultarme y menospreciarme como un animal. No quiero tu falsa amistad tampoco, pero me vale con que me dejes en paz. Y por supuesto, que dejes de tratar de comerle la cabeza a Celeste echando mierda sobre mi, ¿estamos? -Si… vale… de acuerdo… -Y también quiero tus disculpas, por todos estos años de insultos. -Esta bien joder, lo siento mucho, me he pasado contigo… con vosotros. -Asi no vale -¿Que joder? ¿Qué mas quieres? -Quiero tus disculpas cara a cara, quiero ver como te tragas tu orgullo y te disculpas, lo cual imagino será una humillación para ti. Mira, el viernes por la tarde, en la cafetería Paris del centro comercial, nos vemos allí, nos tomamos un café y te disculpas. A las 6 y media. -Bien, vale, allí estare, pero borraras ese video. -Por supuesto. Pero una cosa mas. Voy a disfrutar este momento. Asi que quiero que te pongas uno de esos trapitos que guardas para el disfrute de tu marido, o para que disfrute enseñándote por ahí como a un trofeo de caza. Si vas a arrastrarte por mi perdón, al menos quiero disfrutar las vistas. -eres un cerdo -no llegues tarde Miguel colgó el teléfono, estaba muy nervioso y tenía mucho por hacer. El plan acababa de comenzar. Llegó el viernes. Miguel estaba frente a la cafetería. Aquella semana la firma para la que trabajaba había montado en el centro comercial una exposición de productos para el jardín. Uno de los productos consistían en unas mamparas, cuyo uno de sus lados era un espejo, pero el otro lado totalmente transparente, lo utilizaban para cubrir jacuzzis o incluso piscinas en chalet de lujo. Habían formado un pequeño cuarto de 3 metros cuadrados para mostrar su efecto a futuros compradores. Miguel nunca se encargaba de las exposiciones, su fuerte no era el trato al público, ni su aspecto el mas agradable para ello. Pero no le fue difícil convencer a un compañero para cambiar el turno. Allí se encontraba con su uniforme, el cual consistía en unos pantalones de trabajo lleno de bolsillos, un cinturón de herramientas, un polar con el logo de la empresa y una gorra a juego. La segunda parte de su plan comenzó a dar sus frutos. Había mandado emails falsos, anunciando una reunión de padres, pero solo los había mandado a un circulo muy cercano a Ruth. Tambien se lo hizo llegar al marido de Ruth, aunque este siempre delegaba en su mujer todo lo relacionado con asuntos domésticos. Miguel no esperaba su presencia, pero apareció, posiblemente Ruth había puesto alguna excusa. El pequeño grupo se reunió en torno a la cafetería, sin que nadie supiera el motivo de dicha reunión. No obstante, decidieron sentarse a merendar mientras esperaban acontecimientos. Puntual como un reloj llegó Ruth. Su presencia levanto mucha expectación. Calzaba unos zapatos de tacón de aguja exageradamente altos, que elevaban aun mas a Ruth sobre la mayoría de mujeres y hombres. Se había embutido un sencillo traje de licra de color rojo pasión, tan ajustado que casi era una segunda piel. El traje, quizás de alguna talla menor a la que le correspondía, quedaba tan corto que Ruth debía controlar cada movimiento a fin de no mostrar sus intimidades. Sus piernas, bien contorneadas, preciosas y fuertes iban sin ningún tipo de media, su bronceada piel era mas que suficiente. Sus pechos estaban mas levantados si cabe por los milagros de su sujetador, daba la sensación de que el traje reventaría de un momento a otro. Sus gafas de sol de primera marca no ocultaban un maquillaje mas propio de un sábado noche. A su paso Ruth levantaba pasiones. Ningún hombre podía dejar de mirarla. Las cabezas se volvían a su paso. Los hombres mas maduros suspiraban, los mas jóvenes babeaban, alguno se empalmaría pero todos soñaban con una hembra como ella. Para Ruth lo mas divertido era ver la reacción de las parejas, como ellos trataban de seguirá con la mirada de forma disimulada, pero en su torpeza, sus parejas lo advertían. Y una mezcla de indignación e inseguridad se reflejaba en los ojos de las mujeres. Aquella sensación se superioridad y poder era un néctar para Ruth. Miguel salió al paso de Ruth sorprendiéndola. Esta lo miro con desdén, asqueada por la vestimenta de él, si bien era justo la ropa que le pegaba. Miguel la observó de arriba abajo. -¿bueno qué? ¿satisfecho? Disfruta de la vista -reconozco que no está mal. Anda, pasa a mi “despacho” y hablemos Miguel le señaló a Ruth el cuarto de mamparas -¿qué? Será una broma, no pienso meterme en ese cuartucho. Vayamos a la cafetería como acordamos. -Por mi estupendo, pero he querido ser un caballero y librarte de la humillación, ¿no son esas tus amigas y tu marido? -¡Pero que coño! –Ruth casi se cae al ver a su marido a pocos metros, y de golpe huyo a esconderse en el cuarto. Cuando entró, la sorpresa le hizo dar un respingo a Ruth. Por fuera eran unas paredes de espejo, pero ahí dentro parecía que estuviese en el centro de la galería, con docenas de personas paseando junto a ella sin verla, como si fuese un fantasma. Ruth se acercó a la mampara mas próxima a la cafetería, posó su mano que parecía flotar y vió a su marido y amigas a escasos metros. En ese momento sintió un escalofrío cuando el aliento de Miguel le pegó justo en su cuello. -Es un efecto fascinante el de estas mamparas, ¿verdad? Estás tan cerca y al mismo tiempo tan lejos de todo. Asqueada, Ruth trató de girarse pero Miguel se lo impidió. Ella era mucho mas alta, pero Miguel era infinitamente mas fuerte, con sus brazos musculados y su ancha espalda, no le fue difícil rodear la cintura de Ruth y empujarla contra la mampara. La mujer tuvo que poner las manos para evitar golpearse, aun asi sus grandes pechos se aplastaban contra la falsa pared. Miguel usó el otro brazo para tapar la boca de Ruth, y la aprisionó usando su cuerpo. De lejos podría ser una escena hasta cómica por la diferencia de altura. Ruth forcejeó con patadas y codazos pero se estrellaban contra la roca que era Miguel. Este susurró con una frialdad que asustó a su presa. -Escúchame putita. Voy a soltarte tu sucia boca, pero antes atiéndeme muy bien. Porque ahora eres mía y yo voy a pasármelo muy bien. Je, con lo puta que eres seguro que tú también lo vas a pasar bien. Esto puede acabar de dos maneras posibles. Te voy a soltar, y puedes gritar, puedes huir, puedes hasta llamar a la policía. Me joderías vivo. Pero yo me aseguraría de que tu video de la vuelta al mundo. ¿Cómo se lo tomaría tu marido, el candidato a ministro? ¿su mujer una comepollas? ¿en su propia casa? Te iba a dar una patada en tu culo, se te acabó la vida de princesa, y seguro que te hundiría hasta que suplicarías por limpiar mesas en una hamburguesería barata. La mano que rodeaba la cintura de Ruth bajó hasta posarse en la pierna, subió por el muslo y se deslizo en el interior del traje. Miguel pellizco y retorció aquellos muslos por su parte interior y Ruth ahogó un gemido de dolor sobre la mano que le tapaba la boca. -Pero también puedes portarte bien, estarte calladita y hacerme disfrutar un rato. Puede que tu también disfrutes. Y cuando acabemos te daré el video y se acabó la película. Ruth dejó de tratar de gritar, meditando sus opciones. La mano de Miguel apartó sin miramientos en tanga y se posó sobre la vagina de Ruth. Esta noto la mano, dura, grande, callosa, penetrando en su sexo. Miguel no se andaba por las ramas, sabía donde posar sus dedos y los lanzó sin miramientos. Le introdujo uno, luego un segundo, y el rostro de Ruth se contrajo de espanto cuando le metió un tercer dedo, temió que aquel bestia quisiera meterle la mano entera, pero para su sorpresa, sus dedos la frotaban con maestría y pronto noto como su cuerpo cedía al placer y sus líquidos comenzaban a fluir. Notaba su sexo caliente, su cuerpo ir cediendo. A solo unos metros estaban sus amigas, su marido, lo observaba tomar café mientras ella estaba siendo violada. Una pareja se paro frente a ella, solo los separaban centímetros, ellos observaban el espejo sin saber lo que ocurría al otro lado de la mampara. -mmmm vaya, vaya, al final te va a gustar y todo. Que zorra eres. –Miguel pegó su boca al cuello de Ruth – Déjame adivinar, al vejestorio de tu marido ya ni se le empalma ¿verdad? Por eso te buscas criajos que te alivien. Miguel soltó a Ruth, la giró y se separó un par de pasos. La rubia tenía el rostro desencajado, mezcla de la tensión, la humillación, pero también el placer y el deseo. No podía evitar mirar a miguel con asco, pero tampoco podía evitar estar tan caliente -Bien, veamos el material, desnúdate. -Escucha.. esto… aun podemos parar… -¡Que te desnudes ahora joder! ¡No me hagas perder el tiempo! Ruth obedeció sumisa y se deshizo del traje. Miguel clavó su mirada en sus ojos, olvidándose de aquel cuerpazo de diosa por difícil que fuera, pero quería que Ruth sintiera su desprecio. Agarró el tanga de encajes y de un tirón lo arrancó. El elástico le tiró a Ruth un latigazo y no pudo evitar soltar un pequeño grito. Miguel tiró la prenda rota al suelo -Je.. seguro que ese trozo de tela vale mas que el sueldo de un mes.. Mira que te dije que te desnudaras. Miguel dirigió su mirada al sujetador, esta vez Ruth fue rápida y ella misma se desprendió, quedando totalmente expuesta. Miguel palpó las pechos, eran grandes, duros, hinchados como dos globos pero con dos pezones grandes, carnosos y jugosos. Cada pecho sobresalía de la mano, a pesar del considerable tamaño de mano que tenía el hombre, y rió: -No se puede decir que tu marido no compra calidad. Menudo par de melones. Bien, ahora te toca, vas a darme placer como se lo diste a ese niñato. Vamos que no tengo todo el dia. Veamos ahora si eres solo una fachada bonita o sirves para algo mas Ruth resopló resignada y se arrodillo. Incluso asi su cara quedaba algo por encma de la cintura de Miguel. Observó el abultado pantalón y con timidez, como si fuese una colegiada en su primera vez, fue desabrochando el cinturón hasta bajarle los pantalones y los calzoncillos. El enorme pene de miguel salió disparado, completamente duro, y golpeando por sorpresa a Ruth en la mejilla. La mujer se quedo petrificada al ver el tamaño de aquel miembro. Por su mente se le pasó la idea de que ahora comprendía porque Celeste estaba tan encaprichada de aquel hombre. Pero se preguntaba como se las apañaba para domar aquel pedazo de carne. Seguía mirándolo ante la sonrisa triunfal de Miguel ¿Qué pasa? ¿nunca has visto una polla como esta? Esos niños que te follas no tiene esto eh? Seguro que te mueres por probarlo, pues que no se diga, a disfrutar Miguel agarró a Ruth con ambas manos por la cabeza, y la empujó de golpe hacia él. Ruth necesitó abrir su boca todo lo que daba de sí para dejar paso al mastodonte, y enseguida sintió su boca llena de carne. Miguel era consciente de las dificultades del sexo oral con su pene. Sabía ser delicado y hasta que punto podía llegar para que resultara placentero. No tuvo miramientos con Ruth, y la forzó un poco mas del límite. Notaba como su polla ocupaba toda la cavidad de su boca y aun le sobraba un buen pedazo. La empujó un poco mas adentró, sintió el miedo en la mujer, esta goleó a Miguel en las piernas, trató de arañarle las nalgas, de sacudirse pero no lograba que Miguel la soltara, al contrario, el hombre hundió un poco mas su polla hasta que Ruth arqueo de fatiga, entonces la soltó y la mujer tomo aire varias veces mientras las babas le caian por sus pechos. -Vale querida, te dejare a tu aire, pero haz que merezca la pena o yo mismo me follare tu sucia boca. Ruth comprendió su situación. Y se abalanzó rauda hacia el pene. Lo agarró con ambas manos y comenzó a besarlo. Muy en el fondo tenía morno por manejar una polla tan increíble, lastima que perteneciera a un zafio como miguel. Fue besando la polla por todo su tronco, deslizo su lengua de arriba abajo y se comió a besos el glande. Podía chuparle todo el capullo y pajearlo con ambas manos a la vez, por todo el tronco. Se pasó la polla entre sus grandes pechos, parecían encajar a la perfección. Volvió a chupar y a masturbar aquel pollón. Miguel no cabía de gusto, tenía aquella diosa desnuda, arrodillada ante él y obsequiándolo con una mamada celestial. La miraba como sus líquidos se derramaban por sus pechos, observaba aquel glorioso y perfecto culo, y la miraba a los ojos, unos ojos lleno de complicidad, de morbo, aunque lo observaba con una mezcla de lujuria y odio. Eso terminó de desatar a miguel que no aguantaba mucho mas. Tomo la cabeza de Ruth y la volvió a atraer con fuerza. Esta vez la chica estaba preparada, tomo aire y facilitó que por su boca cogiese aquella polla. No tuvo condescendendia, miguel comenzó a bombearla, movía su cintura con ansia, agarró fuerte el rostro de Ruth para que no pudiera escapar y se folló la boca de la mujer. Ruth gemía, golpeaba a miguel y trataba de apartarse, tomar pequeños sorbos de aire, pero comprendía que no iba a salir de esta hasta que no acabase. Utilizó sus mejores armas, ayudó a miguel masajeándole el resto del falo, chupaba ávidamente con la lengua mientras su cabeza iba y venía. Finalmente Miguel la apartó de un empujón, su espalda dio con la mampara, al otro lado un hombre se quedó mirando el espejo. En ese momento Ruth notó una lluvia caliente, Miguel se estaba corriendo por todo lo alto, su semen le salpicó en la cara, en el pelo, en los pechos, era un chorreón que parecía no acabar nunca, una dos y hasta tres veces la terminaron por bañar en aquellos fluidos. Pasaron unos minutos, la cabeza de Ruth era un bombo de sentimientos y sensaciones contrapuestas. Se incorporó y buscó a tientas su traje, cuando escucho decir a miguel -Ah no, ni lo pienses, aun no hemos acabado princesa. Ruth levantó la mirada desafiante, tanto como podía hacerlo teniendo en cuenta que estaba desnuda y aun apestaba a corrida. Intentó resistirse a la embestida pero Miguel era demasiado rudo y no le dejó tiempo de reacción. El hombre la arrinconó contra la pared, la agarró por ambas piernas y la aupó. Su polla se situó en la entrada de su vagina. Ruth trató de gritar pero veía ala gente de la galería pasar por su alrededor, recordó la situación y se mordió el labio. Lo mas terrible era que muy en el fondo deseaba probar aquella polla. No tuvo que pedirlo, Miguel bajo el cuerpo de Ruth y su polla la penetro. La mujer era tan alta que a pesar de estar cogida, sus pies tocaban el suelo. Miguel dejo caer la espalda de Ruth contra la mampara y comenzó a follarla sin medida, el cuerpo de Ruth se mecía con violentas sacudidas, y cada vez que bajaba notaba la gigantesca tranca penetrarla profundamente. Se sentía ensartada, era molesto y doloroso, pero al mismo tiempo excitante, le hacía descubrir un mundo de sensaciones. Miguel seguía machacándola, Ruth gemía mezcla de placer y dolor, y notaba como se calentaba mas y mas. Miguel no la dejó correrse, cuando la noto que llegaba al éxtasis la soltó y cayo al suelo con brusquedad. Ruth se quedo algo traspuesta a cuatro patas, mostrándole su adorado trasero de diosa a Miguel. Este bloqueó rápidamente el cuerpo de la mujer con el suyo, impidiéndole que se incorporase. Tomó su pene y colocó su glande justo en la entrada su ano. Ruth dio un respingo. Jamas la habían penetrado por el culo. Su marido, a veces, había jugado con su ano, metiéndole un dedo o chupándolo, pero ella nunca le permitió ir mas allá. Y ahora tenía ese pedazo de carne de tamaño descomunal en su entrada. Le entró el pánico, la iba a destrozar. Trató de zafarse, de huir pero Miguel, gozando del sufrimiento de la chica, la bloqueo. Ruth comenzó a suplicar, incluso a chillar de pánico. Algunas personas de la galería se pararon mirando hacia la pared de espejo, creyendo haber oído unos gritos de auxilio. Miguel calmó a Ruth siseándola, recordándole quien estaba a poco metros. Ruth alzó la cabeza y vio a su marido. Temblaba de miedo y eso satisfacía a Miguel. Comenzó a empujar su pene contra el estrecho y virginal agujero de Ruth. Aunque comenzó entrando, rápidamente se topo con la cavidad cerrada. Miguel forzó un poco mas y noto como aquel culo se iba abriendo a tirones a su paso. Ruth suplicaba y temblaba, un fogonazo de dolor le recorrió toda la espina dorsal. Aun siquiera había entrado el glande en su ano, Miguel empujó un pelín mas. Se notó superior, viendo como Ruth suplicaba con lagrimas en los ojos. Podía haberla destrozado, podía ensartarla con su mástil para que jamás olvidara su venganza. Pero justo cuando mas miedo tenía Ruth, Miguel se retiró. Le mujer jadeó aliviada, pero no tuvo tiempo de recomponerse cuando noto como la polla de miguel la penetraba por su coño. Miguel comenzó a cabalgarla sin miramientos. Una embestida, dos y tres hasta que sus huevos chocaban con las nalgas de Ruth. Castigaba aquel culo con fuertes pellizcos y palmadas violentas. Ruth se sentía completamente llena por aquella barra de carne, sentía enrojecer y hasta arder su culo por el castigo que las manos de miguel le obsequiaban, pero lo peor es que gozaba con aquel semental cabalgándola, penetrándola hasta donde nadie había logrado llegar. Pego su cara al cristal. Veía a la gente pasar. Personas asomándose al espejo. A su marido tomando café. A sus amigas hablar. Los veía a todos mientras se dejaba arrastrar al maremágnum de placer que aquel animal que la cabalgaba le proporcionaba. Noto una sacudida, un estallido de placer y gimió sin poder evitarlo. Miguel se percató de que la mujer se corría y no quiso ayudarla, retiro su polla y dejó de follarla en el acto. Sin pudor alguno, Ruth aun a cuatro patas llevó una de sus manos a su clítoris y se froto, necesitaba saborear este orgasmo. Su cuerpo temblaba de placer cuando noto una nueva lluvia caliente. Miguel se corrió apuntando con su polla hacia su espalda, hacia su culo, embadurnándola entera con su semen. Ambos se recostaron en el suelo. Unos minutos después, Miguel se vestía Y Ruth trataba de recomponer su ropa y de limpiarse con unos clínex. Sentía muchas cosas, pero sobre todo vergüenza de haber sucumbido al placer de manos de aquel hombre, pero no podía dejar de pensar en el polvo. Aun asi trató de mantener la dignidad y se encaró con él -Vale, ya has tenido tu premio. Ahora vas a borrar el video y se acabo. Miguel termino de vestirse. Se acercó a Ruth sin dejar de mirarla a los ojos. Pego su boca a su oído y dijo: -Ni lo sueñes princesa. Mientras yo tenga este video, tu vas a dejarme vivir en paz. Asi que el video se queda conmigo. Y espero no tener que volver a darle uso, de ti depende. Y antes de que te encares mas, recuerda una cosa: Te he tenido a mi merced, he podido destrozarte tu preciado culo, marcarte para toda la vida. Pero me das tanta lástima que te he perdonado. Asi que eres tu la que esta en deuda conmigo Miguel se marchó dejando a Ruth sola en aquel cuarto, rodeada de gente pero sola con sus pensamientos. Estaba atrapada en las garras de aquella bestia. Y por mas que le pesase, le gustaba

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