La Migrante Haitiana EMPEROR69

 Ella es una mujer negra parecida a la modelo porno estadounidense Ivy Bleau (buscarla en la web y en Twitter con ese nombre), o sea que toda una afroamericana con grandes tetas, pelo afro, piernotas y un culisimo (lo cual es normal en la mayoría de mujeres negras, lo difícil es encontrar negras chichonas), es de las tantas y tantos migrantes que han sido desplazadas de su país de origen, debido a los tantos problemas que se tienen ahí, ella vivía en un refugio temporal de Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, con su familia, que constaba de dos preciosas niñas y su hermana, hace meses que la encontré dando penas en los semáforos, dando lastima, sacando dinero de lo que fuera (claro, aun no aprovechaba sus grandes atributos).

Fue un día de tantos que saliendo temprano del trabajo a la 1 de la tarde me la encontré en un semáforo lavando parabrisas, andando con una camiseta escotada y un short de mezclilla (en Tuxtla muchas mujeres suelen ir así debido al calor, yo no estaba acostumbrado al ser de un pueblo cercano a Toluca, Estado de México, donde por el frio de alta montaña es raro ver mujeres así de destapadas, si no es en primavera o verano), ya le había echado el ojo a sus curvas días antes de que decidí hablarle, no creo que haya sido el único que habrá querido aprovecharse de su hermoso y jamonudo cuerpo, ese día en que ella andaba con esa indumentaria me atreví a hablarle.

Yo soy un fuckboy de tantos, que solo busca una oportunidad de tantas en incrustar en una vagina una verga mediana de 15 cm y una pulgada de grosor, moreno de estatura mediana, delgado pero abandonado, un oficinista mas de muchos que no tienen mucho tiempo y dinero para andar derrochando por la vida, trabajo para el gobierno haciendo trámites para un jefe malagradecido como la mayoría de los que hay, mi sueldo me alcanza para algunos gastos extra, mi renta y viajar cada semana a mi casa, aunque a veces por mis andadas viajo cada 15 días para mi casa, esta mujer ha provocado que así tenga que ser, me llamo Kevin, si Kevin, no tengo a mi Kimberly pero ya la tendré (chiste mexicano).

-  Hola amiga, ¿Cómo te llamas?

- Rosa.

-  ¿Solo así? ¿Rosa?

-  Rosaline.

-  Oh, qué bonito nombre.

-  ¿Va a querer que le lave su vidrio? (con acento haitiano parecido al francés).

-  Te tengo una mejor oferta, te doy 100 pesos si me lo lavas completo allá en donde vivo.

-  Yo solo trabajo aquí.

-  Ándale, te conviene, y también te invito comida de la que traigo acá.

-  No lo conozco, yo no soy de aquí.

-  Ok ok, ya sé que no eres de aquí, se nota, mira, para que me tengas confianza, sígueme a pie, allá donde ves el portón negro, ahí vivo, dejo el portón abierto, si gustas vamos, te ganas 100 pesos en menos de media hora y además te voy a dar de comer, yo se que has de tener hambre.

-  Yo lo sigo.

-  Muy bien Rosita, sígueme.

Encaminé mi carro a la casa que rento y por los espejos chequé que ella se apresuraba a recoger sus cosas y posteriormente seguirme, terminé de aparcar y no tardó mucho en llegar con sus cosas mientras yo sacaba las cosas para que hiciera ella una limpieza en profundidad. Para que lo sepan mis lectores, al menos en Tuxtla, los autolavados suelen cobrar en promedio 50 pesos, así que yo le estaba ofreciendo el triple, ya que una comida por más barata que cueste, no la vas a encontrar completa por menos de 50 pesos mexicanos.

-  ¿Es acá su casa?

-  Así es, rentada, pero aquí vivo.

-  ¿No es de acá?

-  No Rosita, soy de otro estado.

-  Si, no se oye como la gente de acá.

-  ¿Lo notaste?

-  Si señor.

-  ¿Qué pasó con eso de señor? ¿Dónde me ves el anillo? ¿o los hijos?

-  Perdón joven.

-  Tu tutéame, ¿no te importa que te hable de tu o sí?

-  Llámeme como quiera señor, perdón joven, eh, ¿Cómo se llama?

-  Kevin, mi lady.

-  Wi, joven Kevin.

-  ¿Y tu si eres una señora? ¿tienes hijos?

-  Si, era señora, mi marido, falleció hace meses y me dejó con 2 hijos.

-  Ay no manches, Rosita, perdón por preguntar, mis condolencias.

-  No pasa nada, la verdad se lo buscó.

Con hambre y todo estábamos platicando.

-  Pero que te parece si para que sigamos platicando, comemos y luego empezamos a limpiar (y si necesitaba una limpiada mi carro después de dos semanas)

-  Como ust... como digas Kevin.

-  Deja traigo unas sillas para que comamos.

-  Si gracias.

Fui por unas sillas para sentarnos y poner la comida encima,

-  Bien Rosita, ¿ya te gusta la comida acá en México?

-  Si, pero pica mucho a veces.

-  No te preocupes, esta comida si quieres le puedes poner salsa, y si no pues no.

-  Así mejor, jo… Kevin.

Comimos y platicábamos, ella super hambrienta y sedienta, cabe decir que se comió más de la mitad de la comida, sentó su gordo y antojable trasero en la silla, se agachó por la comida mostrando sus voluminosos pechos colgándole por la gravedad, era inevitable esconder esas grandes mamas.

-  ¿Y cómo fue que ya eres viuda Rosita?

-  Mataron a mi esposo las maras entrando a este país (los maras o mareros, son una pandilla internacional de criminales que azota Centroamérica, algunas ciudades de México, y muchas ciudades de Estados Unidos, suelen ser especialmente sádicos con sus enemigos y con los migrantes que cruzan todos estos países, ya que la mayoría están coludidos con los diferentes gobiernos para hacerles el camino más difícil a todos los que emigran ilegalmente).

-  Hijos de su puta madre, pero ¿Por qué dices que se lo buscó?

-  Ya le habían dicho que ni si quiera los volteara a ver, pero el les hizo caso, era un hombre muy terco y violento, y también fue un maleante allá en mi país, los tatuajes que traía no le ayudaban.

-  Supongo que igual fue una de las causas por la que lo molestaban.

-  Wi, especialmente a el fueron como cinco veces, hasta que la quinta vez que nos aventaban cosas lastimaron a mi niña más pequeña.

-  Pinches lacras, y seguramente es cuando se les puso.

-  Wi, inmediatamente de que la lastimaron los volteo a ver con enojo y se le fueron, el los encaró, volteo a verlos y volteo a vernos a nosotros y nos dijo, ¡corran! ¡y no paren de correr!, a lo lejos vimos cómo le hacía frente a uno que le lanzó un machetazo que esquivó, y le quitó el machete, tiro a ese, tiró a otro y subidas en el tren vimos como lo rodeaban, ya no logramos ver si lo mataron o no, pero lo más seguro es que si, porque no lo hemos visto desde entonces y ni manera tenemos de comunicarnos con él.

-  Híjole, no pues, mis condolencias Rosi, lo han de extrañar mucho, ¿no?

-  La verdad, solo mis hijas lo extrañan, pero están chiquitas, lo olvidarán.

-  ¿Y tú? ¿no lo extrañas?

-  La verdad no, el nos daba una mala vida, era un maleante que robaba, se drogaba, tomaba, andábamos de casa en casa, porque nunca quiso trabajar ganando poco, en Haití la mayoría de la gente se hace justicia por mano propia, y nosotros tuvimos que huir porque ya no solo la policía le buscaba.

-  Oh ya, y supongo que, así como dices que era de terco y violento, ¿a ustedes las golpeaba?

-  A las niñas no tanto, cuando las defendía se desquitaba conmigo, no había semana que no me golpeara.

-  No pues, un buen hombre no era.

-  No, pero no le guardo rencor, finalmente todo pasa por algo, y si es que el tenía que morir por protegernos y porque a nosotros nos fuera mejor, por eso lo perdono por todo lo que nos hizo.

-  Si pues, ese es un acto heroico, morir por tus seres queridos.

-  Wi, además mis hijas están creciendo y ya no debían ver las cosas que me hacía frente a ellas.

-  ¿A parte de golpearte?

-  Wi.

-  Oh ya.

-  No pues sí, ¿y cuantos años tienen ellas?

-  Dos y cuatro años.

-  Ah pues si, están muy chiquitas, afortunadamente, así como dices, ellas lo olvidarán y mas que como fue con ellas, porque a pesar de que están chiquitas, esos malos recuerdos se quedan.

-  Wi.

Ella tenía una voz bonita, muy suave.

-  ¿Te han dicho que tienes una voz bonita?

-  Ai, Antoine mi marido me lo decía, pero con groserías, y muchas personas me lo han dicho, acá también, eres como la quinta persona acá que me dice (a pesar de hablar mas o menos el español, si se comía unas palabras).

-  Jeje, pues si, si que se oye de dama tu voz.

-  ¡Merci!

-  De nada, solo soy honesto.

-  Terminé, ¿esas son las cosas para lavar? (me señala los utensilios).

-  Si mi lady, empieza si gustas, porque, se te ha de hacer tarde, supongo.

-  Wi.

-  Y si tienes a tus hijas pequeñas, ¿con quién las dejas?

-  Con mi hermana, vino con nosotros, vivía con nosotros y ya no teníamos algo o a alguien allá.

-  Ah ok, supongo que se quedan en un refugio.

-  Wi (en lo que continuamos platicando ella me da la espalda para ponerse a la labor, tremendo culote, que viéndolo de frente parecía irreal, operado, pero no, era un carnoso culazo de negra como algunas que contratan para crear pornografía).

-  Rosita.

-  ¿Wi?

-  Pero a pesar de que les daba mala vida, pero comida no les faltaba, tu te ves muy sana.

-  Jijiji, merci.

-  ¿Pero de qué?

-  Otros me dicen otras palabras por cómo me veo, usted es muy educado.

-  Si pues Rosita, es que yo no soy como otros, a mí me gusta halagar a las mujeres sin que se sientan ofendidas.

-  ¡Merci!.

-  Y además, bien podría llevar mi carro a donde me cobran menos, pero prefiero ayudar a una hermosa dama que necesita toda la ayuda posible.

-  Es usted muy amable, la mayoría de las personas se aprovechan de nosotros, por eso en una semana nos vamos al América.

-  Estamos en América Rosi.

-  Bueno, a USA.

-  En una semana eh.

-  Wi. Antoine antes de morir pagó el pase de todos.

-  Oh ya, supongo que ahorita solo están esperando quien las lleve.

-  Wi, estamos juntando dinero para viajar a Laredo, allá están unos primos que ya pasaron (subía y bajaba su enorme culazo de acuerdo a los movimientos que hacía, sus pechos colgaban cada que se agachaba, teniendo ella que recomponer su blusa a cada movimiento que hacía, mi verga estaba a reventar, me acomodé la erección que ya se notaba en la ropa cuando ella no se daba cuenta, y por momentos ahí estaba, jalándomela por encima y lamiéndome los labios de lo antojable que tenía cerca de mí.

-  Oh muy bien, pues ojalá y todo salga bien.

-  ¡Merci! Kevin.

-  De nada.

-  Y a usted, se ve que le va bien, es una casa cara para rentar y este carro también.

-  Pues te diré que, no me cobran tanto, es mas bien porque les cuido mas que pagarles por esta casa, y el carro pues, me lo proporcionan en el trabajo, es prestado (de tanto movimiento ya hasta se le marcaban los labios vaginales por delante y por detrás, el short casi se convirtió en una braga de esas completas que usan las más recatadas mujeres).

-  Tienes suerte entonces.

-  Si, pero también le echo ganas, por eso estoy donde estoy.

-  Que bien que te vaya bien joven.

-  ¿Cuántos años tienes Rosita?

-  35.

-  ¿En serio? Pareces de 28.

-  ¡Merci Kevin! Eres muy amable.

-  Cual amable, es que en serio, no te echaba tantos años, y con niñas tan pequeñas.

-  Es que, no es mi primer matrimonio, tenía otro marido, y otro hijo, hace cinco años que murieron en un temblor.

-  Ah que caray, ay, amiga, por lo visto, desgracia tras desgracia.

-  Wi, solo quedamos mi hermana pequeña y yo, mi mamá también murió, nuestras casas fueron devastadas, mi hermano se fue a dominicana y le perdimos la pista, el también se olvidó de nosotros, lo buscamos, pero nunca dimos con el.

-  Bueno, pero aunque todo lo que te ha sucedido te duele, tu has sido una mujer muy fuerte, que ha sabido salir adelante y a pesar de todo luces hermosa y radiante amiga, la verdad.

-  ¡Merci amigo!, gracias por alimentarme y por lo que me vas a pagar, me has caído bien, y esta semana v a ser dura, no sé cómo le voy a hacer, solo puedo trabajar de lo que sea que se pueda, si necesitas otra lavada me puedes buscar en el refugio de la terminal del sur.

-  Claro amiga, ¿te animas a limpiar esta casa?, si necesito ayuda, ¿sabes cocinar? La verdad estoy cansado de comprar comida, y pocas veces puedo preparar algo, hoy porque nos dieron media día, pero casi no pasa eso, entonces si gustas, me puedes ayudar más y yo trataré de ayudarte en lo que pueda hermosa (terminó de lavar el carro).

-  ¡Merci!, lo pensaré, me tengo que ir, se hace tarde y tengo que ir a ver a mis niñas, ya han de tener hambre.

-  Te pago entonces, pero si piénsalo eh, te buscaré próximamente.

-  Muchas gracias, me pareciste un hombre bueno y educado, muchas gracias, que dios te lo pague.

-  De nada, fue un placer ayudarte preciosa.

-  Hasta luego jo… Kevin.

-  Que te vaya bien primor.

Me dirigió una sonrisa y dio media vuelta alejándose y moviendo esas nalgotas, ese culo enorme culo negro iba a ser mío, era una de mis fantasías y estaba decidido a cumplirla, no importaba lo que costara.

Continuará…