La princesa y los albañiles (2) vanesa
Hola de nuevo, gracias a los que comentaron en el relato anterior, si no lo has leído, se recomienda hacerlo antes de la segunda parte, este relato y los siguientes estarán en la sección de Sexo con Maduros ya que esta vez lo que pasa es totalmente consentido.
Luego de la noche con los albañiles, estuve encerrada en mi cuarto todo el tiempo, mantuve el celular apagado y solo salía a comer e ir al baño. La mayor parte del tiempo dormía, me masturbaba y me volvía a dormir. A los dos días regresé a la escuela, diciendo que había surgido un problema en casa y tuve que ir de emergencia, sin poder asistir a la fiesta, mi mejor amiga no se lo tragó, y ofendida se dio la vuelta y no me dirigió la palabra por los siguientes días, mi novio, o mejor dicho mi ahora ex, ni siquiera volvió a hablarme, todavía ofendido por haberlo abandonado y humillado frente a sus amigos. El pobre no se enteró de la noche que había pasado su novia.
Pasaron las semanas y finalmente 2 meses. Mi rutina volvía a ser tan aburrida como siempre, ahora me encontraba sin novio, mi mejor amiga poco a poco me hablaba pero aún se mantenía distante y mis notas empezaban a bajar, pues mi entusiasmo en la escuela iba decayendo, me daba cuenta que mi vida era monótona y sin emociones.
Fue cuando un día que volvía de casa de una compañera por cuestiones académicas, me di cuenta que no quedaba muy lejos del vecindario donde había sido la fiesta y donde había visto al viejo y sus trabajadores. Presa de una ansiedad y curiosidad de saber si seguían allí, me dirigí ayudada del GPS, me asomé con cuidado de una esquina y no encontré nada fuera de lo normal. No estaba ni la camioneta ni señales de que continuaran los trabajos. Regresé a casa y a medio camino terminé llorando, sin saber por qué, debía ser muy ingenua para pensar que ellos iban a seguir allí, y finalmente, ¿Qué era lo que buscaba? ¿Qué iba a decirles si por casualidad encontraba la camioneta en la calle? Ese día, en la oscuridad de mi cuarto, terminé masturbándome e insertándome en la vagina y el ano un consolador improvisado que hice con un envase de desodorante recreando en mi mente la noche con los albañiles. Me había vuelto obsesiva con esa idea, la que me excitaba terriblemente, al punto de hacerlo a diario y agregar más detalles a las cosas que no recordaba. Esa noche soñé que volvía a entrar a la cantina, y un grupo de hombres sentados en las mesas cercanas comenzaba a arrancarme la ropa y posar sus sudorosas y sucias manos por mi cuerpo, a la vez que se formaban en la barra, todos con sus miembros erectos, y listos para penetrarme y yo tenía que quedarme ahí acostada esperando que uno por uno pasara a disfrutar de mi cuerpo. Desperté agitada y con mis latidos al máximo. Me sentí excitada por lo que había soñado y terminé masturbándome otra vez imaginando y agregando detalles de mis sueños
El tiempo siguió pasando, y así transcurrieron seis meses. Esa casa se volvió una obsesión, y a veces cuando se presentaba la oportunidad, paseaba por esa calle, como si esperara que algo apareciera, o algo sucediera. También sentía mi corazón acelerarse cada vez que veía una camioneta similar a la que aquella noche. Llegué a la conclusión de que odiaba mi vida y lo que representaba, mis padres metidos en sus asuntos, mi mejor amiga se había alejado luego de nuestro pleito, mis compañeras preocupadas por sobresalir en popularidad, los chicos buscando flirtear y conseguirse una novia a la que se pudieran coger, y luego alardear de ello con sus amigos, aunque lo cierto era que todos estos chicos no te daban en la cama el mínimo grado de placer.
Ese día recién iba regresando de clases por lo que llevaba mi uniforme reglamentario de la escuela privada, blusa blanca, con un sostén blanco, suéter abierto por el frente de color azul marino y una falda a cuadros escocesa verde marrón. De pronto sentí a alguien observando, y pude mirar a una persona que me seguía: era el viejo albañil. Mi corazón empezó a latir, presa del miedo y del nerviosismo, caminé más rápido y buscaba huir de ahí. Volteaba de vez en cuando para verificar que el viejo seguía mis pasos, a una distancia prudente. Estaba agitada por estar corriendo, pero, ahora que lo analizo, no era miedo lo que sentía, sino emoción por volver a ver al viejo, tal vez estaba cansada de la lucha interna y el hastío de mi vida diaria, tal vez el tiempo había borrado el terror de aquella noche, y solo me había quedado con las buenas sensaciones. El caso fue que pude correr y refugiarme en una plaza que estaba a un par de cuadras. En su lugar, comencé a caminar más lento y finalmente me metí en una calle angosta y poco transitada, y nerviosa y excitada, me detuve en la cortina de un local cerrado. Al poco tiempo el viejo me alcanzó, y emitiendo un ¡hola preciosa! tan casual como si nos viéramos a diario, se acercó con toda la confianza del mundo. Al ver que solo me quedé estática mirándolo no dijo nada, me preguntó cómo estaba, y yo apenas con un hilo de voz le contesté que bien. Me dijo que iba a comprar unas cosas y me vio pasando la calle, por lo que tuvo que acercarse a saludar
- ¿Te acuerdas de mí? Me preguntó.
Claro que lo recordaba, era imposible que me olvidara de lo que había hecho y dejar que me hicieran en toda mi vida.
- Te extrañé mucho, ¿tú a mí no? Me dijo quedando solo a un paso de mi.
Cuando se acercó a unos centímetros de mi cara, no pude apartarme, me quedé estática, como esperando que el viejo me hiciera algo o me ordenará que hacer, creo que estaba tan harta de mi vida actual, que lo que el viejo me ofreciera estaba dispuesta a tomarlo. Me tomó por la cintura y me dió un beso en la boca. No solo no aparté la cara, sino que abrí los labios y me dejé hacer. Sentí su lengua dentro de mi boca, sintiendo su aliento y siendo sincera, lo disfruté. Su brazo me rodeaba la cintura. Era muy poco lo que podía ofrecerme, y aún así, me aferré con todas mis fuerzas. Me dijo que tenía que ir a comprar unas cosas, que si gustaba acompañarlo, yo negué con la cabeza, pero el solo me miró con desaprobación y me dijo con una voz más grave
- Acompáñame nena, vamos a recordar viejos tiempos.
Me tomó del hombro y regresamos nuestros pasos, llegamos a un auto viejo distinto a la camioneta de aquella vez, me abrió la puerta y me invitó a entrar, mi sentido común estaba en shock, cómo si el viejo lo hubiera apagado, y solo quedaba el morbo, el deseo, la curiosidad. Sin pensarlo demasiado me subí y cerré la puerta. Luego el viejo arrancó con rumbo desconocido.
En el camino, el viejo empezó a tocarme las piernas, preguntándome detalles de aquella noche, si llegué bien a casa, que si mis padres me hablan reclamado, que si lo había gozado, que cómo me sentí horas después, que cuantas veces me había venido esa noche, que si me gustó el sabor a semen en la boca, que si me había gustado ser tratada como puta, que si había cogido luego de esa noche y con cuántos, en fin, yo sumisamente intentaba contestar de la forma más sincera posible, su charla conforme subía de tono me iba calentando al recordar la forma tan bruta en que me cogieron, mientras su mano iba subiendo más y más hasta colarse por debajo de mi falda.
- Ayúdame a quitar esto que me estorba, me dijo refiriéndose a mi panti, levanté un poco el trasero del asiento y deslicé mi panti por debajo de mis rodillas. El viejo estiró la mano esperando que se la diera.
Luego de apoderarse de mi panti, me ordenó separar las piernas para dejar mi coño expuesto y abierto para que pudiera introducir sus dedos a su antojo. Luego los levantó a la altura de mi boca y me dijo que la abriera. Sus dedos estaban brillantes de mis flujos y tuve que sacar la lengua y dejarlos limpios para luego nuevamente meterlos lo más hondo que podía en mi vagina. Me sorprendí de lo fácil que cumplía sus órdenes. Todo pudor parecía haber quedado olvidado. Estaba segura que si me hubiera pedido quedarme desnuda y salir a la calle y follar con él lo habría hecho sin dudarlo. Debí quitarme mi brasier para dejar mis tetas al aire y mis aureolas rosas se transparentaron debajo de la blusa. Luego, sin dejar de conducir, me hizo agacharme y frotarle su miembro, que ya estaba bien erecto, me ordenó abrir su cierre y sacarlo para empezar a darle besos, y luego, tratar de meterlo en mi boca. A pesar de la incómoda posición, pude meterme un buen cacho y subir y bajar mientras el vehículo seguía su camino.
El viejo pronto quiso más. Se estacionó en un estacionamiento a desnivel, donde por lo oscuro del lugar y ya con menos riesgo a que alguien nos viera, me hizo quitarme la blusa para luego agacharme y seguir chupándosela tratando de que me la metiera lo más que pudiera, mientras con sus manos se encargaba de sobarme y pellizcarme los senos que colgaban para luego pasar a mi entrepierna y penetrarme la ya húmeda vagina con sus dedos índice y medio, no pasó mucho tiempo hasta que volví a sentir el sabor a semen en mi boca, a pesar de la borrachera de la otra noche, mi cuerpo lo recordó. Tosí por la sorpresa y traté de levantarme, pero el viejo me mantuvo la cabeza quieta hasta que terminó de venirse. Me pedía que apretara los labios para no dejar escapar nada. Luego, solo se guardó su pene en su trusa, y sin abrocharse el pantalón encendió la camioneta y seguimos el camino, hasta tomar una carretera a las afueras de la ciudad. Manejó por un largo rato, a veces me pedía quedarme con los pechos de fuera o con las piernas abiertas, para deleite de los conductores y peatones que fueran pasando o del encargado de la caseta que pasamos, el que me dedicó una mirada de deseo, mirando entre mis piernas entreabiertas y el viejo que usaba su mano libre para tocarme los senos por debajo de la blusa.
Seguimos adelante hasta llegar a una casa humilde donde parecía ser la vivienda del viejo. Me preguntó si había alguien en casa esperándome, y si podía avisar que iba a llegar tarde, o mejor aún, que no iba a llegar. Entendí que tenía la intención de que pasara toda la noche con él, que iba a hacer uso de mi cuerpo y que debía cumplir todas sus órdenes, por muy humillantes que fueran. No me importaba. Yo le pertenecía, era suya, y si quería que me comportará como la más sucia de las putas, solo tenía que pedirlo. Mandé un mensaje a mis padres, diciéndole que estaría en casa de una amiga por una tarea, que no me esperaran. Noté que lo habían leído, pero no hubo respuesta. Qué más daba, no sabía cuánto tiempo iba a estar allí adentro o si volvería a salir a la calle. El viejo me dijo que olvidara todo lo que me habían educado mis padres, que en ese momento no tenía voluntad, en ese momento le pertenecía, que era suya. Yo no contesté, me quedé muda y dispuesta, dándole a entender que podía disponer de mi como quisiera. Cuando abrió la puerta y me dejó el camino libre ni siquiera lo dudé. Crucé la puerta al interior de la vivienda, el espacio era reducido y constaba de solo dos habitaciones, una que hacía la función de cocina, con algunos trastos sucios y una mesa redonda en el medio de la habitación, un sofá desgastado en un costado, al fondo una recámara donde apenas había espacio para una cama, desordenada y sucia, y un baño en un costado. Esto es lo que había elegido. Mi vida cómoda y aburrida que conocía hasta ese momento, estaba por terminar.
No terminé de cruzar y cerrar la puerta y el viejo me jaló y recargándome en la pared con cierta violencia me besó de forma salvaje, mi mente entró en confusión y no entendía qué estaba pasando, o porque había accedido a estar ahí, en una casa con un viejo que seguro iba a abusar de mi cuerpo, de quién sabe qué forma. Me apretaba contra él, y yo estaba aferrada contra su pecho. El beso fue largo, el viejo metía su lengua y me pasaba copiosas cantidades de saliva cuando me percaté que ya tenía sus manos en mi cola. De la sorpresa intenté apartarme por instinto, pero me sujetó fuerte, siguió con el beso y sus tocadas fueron más intensas, me dio la vuelta y me empujó contra la pared con fuerza, empezó a besarme el cuello, y tocarme los pechos, ya para ese entonces yo estaba poniéndome cachonda, instintivamente empecé a rozar mi cola con su miembro, que ya estaba bastante duro para ese momento. Puso su mano en mi espalda y separándome un poco de la pared me inclinó, dejándo mi trasero expuesto, subió mi falda y empezó a tocarme las nalgas, rozaba sus dedos por mi coño, empecé a mojarme mucho y a gemir levemente.
- Date vuelta, perrita. Me ordenó. Al voltearme veo que ya tenía su verga afuera, de aproximadamente 19 o 20 cm, bastante gruesa, tenía mucho vello debajo de su abultado abdomen y estaba muy erecta.
- Me la vas a chupar, y no dejes de mirarme, tu carita angelical me encanta. Para ese entonces ya estaba a mil, me agaché quedando de rodillas y empecé a chuparle los huevos, mientras con mi mano tocaba la base de su pene, olía muy fuerte, a sudor y orina, era un olor penetrante. Evité pensar en lo asqueroso que era, y saqué la lengua para pasarla por toda la extensión de su cipote erecto.
- Así hermosa, lo haces muy rico.
Seguí chupándosela, dejándola toda empapada de saliva, la metía y sacaba de mi boca, sufriendo algunas arcadas por momentos; en ese momento no me importaba nada. Seguí por varios minutos hasta que me ordenó que me detuviera y me tiró sobre una cama situada hasta el fondo de la habitación.
- Abre tus piernas nena.
Con sus dedos hizo a un lado mis labios vaginales, dejando mi coño al aire, se agachó y empezó a comérmelo, me lamia muy rico, sentía sus bigotes hacerme cosquillas, su lengua invadió mis labios, mi clítoris, me tenía en creciente excitación, nunca me lo habían lamido tan rico, se notaban las ganas y el deseo en hacer esa vagina suya nuevamente. Ya para ese momento mi mente estaba en otro lado, tuve un orgasmo increíble que hizo que arqueara la espalda.
- Ahora te voy a follar nena, por ser tan puta y aceptar venir con cualquier hombre que quiera darte verga, dijo poniendo su miembro en mi entrada. Me mojé al escucharlo y sentirlo en el borde de mi coño. No era cualquier hombre, era el viejo que me había follado cuánto quiso hace menos de un año. Lo senti entrar y avanzar centimetro a centimetro, hasta que su panza chocó con la mía. Empezó a follarme muy suave primero, rico, con amor. Yo gemía despacio sin querer hacer mucho ruido. era la primera vez que volvía a sentir su pene dentro de mí desde aquella noche. Siguió más fuerte, luego se detuvo, lo sacó y con su dedo medio de la mano, lo metió en mi vagina, lo mojó con toda mi humedad y bajando un poco luego lo metió por mi ano, mientras con su otra mano apretaba uno de mis pechos. Luego empezó a penetrarme de nuevo y a darme más duro, con fuerza, con salvajismo mientras yo solo gemía y lo abrazaba con mis piernas sobre su cintura.
Al observar alrededor me di cuenta que había un espejo de esos antiguos grandes frente a mí, podía verme acostada sobre ese colchón viejo, solo con mis zapatos, y mi blusa escolar, sin sostén, la falda arremangada en mi cintura con mis piernas levantadas y siendo penetrada por ese hombre mayor, panzón, nada atractivo, ese viejo con bigote y sin mucho cabello, me estaba follando como una perra, la verdad esa imagen aún la tengo grabada en mi mente.
Yo seguía gimiendo.
- Ahora dime qué eres una guarra, dime que eres mi puta...
Yo comencé a gritar y repetir todo lo que me decía, que era una guarra, que me follara como una puta barata, que me hiciera gemir como una perra, que no era nadie, solo era la puta de un viejo, que estaba ahí para ser usada como él quisiera, que solo servía para ser su depósito de semen, dije todas esas frases y todas las que se le ocurrieron. El siguió entrando y saliendo de mi vagina y haciendo crujir la cama hasta venirse dentro de mí, llenándome todo mi interior de semen, yo tuve un orgasmo un poco después de que se viniera. sacó la verga y me hizo sentarme, me besó la boca y luego me pidió que sintiera como su semen escurría por mis piernas, que lo recogiera con la mano para bebérmelo todo, mientras que se ponía de pie sobre la cama para que le limpiara los restos de semen de su semi flácido pene mientras me decía que esto iba a repetirlo cuando él quisiera, que me iba a llamar y yo tenía que follar con él aunque no tuviera ganas, yo no respondía, seguí chupando, solo me detenía para chupar mis dedos que habían recogido el semen que resbalaba por mi pierna, así seguí por varios minutos hasta que me ordenó que me detuviera y me quedé desnuda sobre el colchón, mientras él iba a la cocina a tomar una cerveza y hacer unas llamadas. Yo me quedé allí, cerrando un poco los ojos, y expectante sobre lo que iba a pasar ahora.
Pasó cerca de media hora, cuando el nuevamente entrando a la alcoba se acerca de nuevo y me dice,
- Ahora ve al baño y mira que hay en esta bolsa, quiero que te lo pruebes y salgas con eso puesto para que te vuelva a follar.
Pasé junto a él, que aprovechó para darme una sonora nalgada. Entré rápidamente al baño, mientras cerraba la puerta escuché “y sigue con esas calcetas y zapatos, que harán juego”
En el baño me miré en un pedazo de espejo que estaba por ahí por unos minutos, abrí la bolsa y había una minifalda negra usada y algo desgastada, un top chiquito con un gran escote, de una tela muy suave y que me dejaba el estómago descubierto, un portaligas y una tanga negrita con encaje. Y finalmente 2 ligas para el cabello, con lazos largos.
Pareciera que el viejo escuchó la bolsa y me dijo tras la puerta, “ve, pruébatelo, y sal para que te vea y quiero que te hagas 2 coletas en el cabello”
Estaba muy nerviosa, confundida, y empecé a probarme la ropa. Me probé el top, me quedó algo grande y resaltaba mi pecho aunque no tenga unos grandes senos. Tenía toda la espalda y ombligo descubierto, me puse la minifalda y me quedaba increíble, por atrás se me levantaba por mi linda cola, me quedaba super sexy, me la volví a quitar para ponerme el portaligas y cuando me puse la tanga me di cuenta que tenía muy mojada la entrepierna, no hice caso y me vestí con el atuendo completo, con 2 coletas en el cabello, el portaligas y mis calcetas y zapatos escolares que me daba un aspecto inocente, parecía una auténtica prostituta, de las caras, pero me encantaba como me veía, estaba muy hermosa y sexy.
- ¿Ya terminaste? Apúrate a salir que quiero follarte de nuevo.
Abrí la puerta mirando hacia abajo, con mucha vergüenza, el viejo estaba sentado en el sofá, solo con unos calzoncillos, mirándome fijamente y con mucho morbo.
- Wow, mírate, ya sabía que estabas hecha una puta perfecta, sabía también que te quedarían bien. Es algo de lo que dejó la última puta que vivió conmigo. Acércate, putita. Ahora que te tengo así de frente, sé que no pudiste dejar de pensar en mi verga, en cómo te follé ese día, como te demostré que eres solo una puta más, como todas las mujeres, y ahora estás aquí para mi y vas a hacer todo lo que yo te diga y me vas a rogar porque te folle de nuevo. ¿Entendido?
Yo solo asentí con la cabeza. En ese momento me di cuenta que esa era mi yo real, me había engañado toda mi vida, no me importaba mi vida de lujos y comodidades, solo esto quería, estar ahí a disposición de ese hombre, para que me tratara como una perra, que me usara como un objeto, que me tomara como su juguete, me follara duro y que depositara su leche dentro de mí.
- Ahora quiero que me modeles (me dijo mientras se sentó en un sofá)
Confundida empecé a caminar frente a él, moviendo mi cadera, bamboleando mi cola, lo más sexy posible, parecía un títere controlado por el viejo, un maniquí en un escaparate que espera a que alguien le diga que hacer, dispuesta a lo que sea para complacer a mi hombre, mi dueño, ya no tenía voluntad de mí misma.
- Ahora quiero que te pongas en 4 en el suelo, como la perrita que eres, y camines así hacia mí gateando.
Me arrodillé en el suelo y empecé a acercarme a él mientras movía mi cola sensualmente, aún un poco nerviosa y apenada. Si alguno de mis conocidos me viera ahora, la niña orgullosa de la escuela, la que rechazó a varios del salón por considerarlos inferiores a mí, ahora sometida como una vulgar perra.
Sacó su verga del pantalón, tenía frente a mi a la causante de lo que era ahora, una verga peluda, gruesa, grande que empezó a masturbar frente a mi. Seguí gateando hasta estar muy cerca, entendí lo que obviamente quería y me acerqué a intentar chuparla. Me frenó.
- No putita, así no, ya sabes cómo es, ya sabes que tienes que rogar y pedir.
Me quedé quieta un rato corto, ya no había vuelta atrás, era lo que quería, era lo que me tenía pensando en el último año, buscándolo día tras día para volver a saborear esa verga.
- Qui… quiero su verga señor por favor, déjeme chuparla…
- No está mal, pero pídemelo más complaciente, dime lo que eres y cómo te sientes.
- Soy su perrita, la mujer que ahora es su esclava, su puta, úseme como quiera esta noche, míreme, estoy en 4 como una perra solo por usted, gateando y rogando por su verga, vestida como una putita para usted, por esa verga que quiero probar de nuevo…. por favor… Me siento caliente y solo quiero sentir su verga dentro de mí.
El viejo se rio burlonamente, despacio, me cogió de la nuca y acercó su verga a mi boca, apuntando con su rojizo glande.
- Acércate, y dime que quieres hacer con ella
Me acerqué a olfatearla, de arriba hacia abajo, nuevamente ese olor fuerte, penetrante e hipnotizador, combinada con los jugos de mi vagina, ahora secos.
- Huele muy bien, es muy grande, quiero lamerla, chuparla como si fuera un helado y que goce de mi boca para que luego me la meta en mi vagina.
- Bien.. (con su verga me dio muy fuerte en la cara, se sintió como una cachetada) ahora chúpamela, y métela lo más hondo que puedas
Parecía una perra hambrienta que no comía en días, la metí en mi boca lo más rápido que pude, desesperada, no había chupado muchos penes pero había escuchado con mis amigas pláticas de las chicas con más experiencia, intentando recordar sus tips, se la chupé desde la cabeza hasta donde me pudo entrar, cuando sentía ganas de vomitar, la sacaba y la seguía metiendo, luego cogía su verga desde la base y con mi lengua pasaba desde la cabeza hacia abajo, la seguí metiendo a mi boca y procedí a chupar sus huevos, mientras su verga se recostaba en mi cara, lo masturbé, chupé, lamí como si fuera la única verga del mundo, así estuve por unos 10 minutos, el gemía, me decía toda el tiempo que era su puta, que esto es lo que necesité todo este tiempo, que con mi carita de putita inocente siempre lo había sabido.
Cuando volteé a verlo me di cuenta q estaba grabándome con su celular, me quede fría, congelada, asustada.
- No te preocupes nena, eres mi puta, y tienes que hacer lo que te diga, esto es para cuando no te pueda ver recuerde como te veías chupándome la pinga, (me cogió del mentón) ahora dile a la cámara, quien eres, que eres y por qué te estoy grabando
- Hola, soy… soy una putita cualquiera…. la perra de un viejo con una verga deliciosa, lo que siempre necesité, el me va a follar y venirse sobre mí y todo lo va a grabar, para que pueda masturbarse conmigo cuando quiera y recordarme siempre lo puta que soy
- ¿Que más nenita? Ándale, se creativa…
- En unos minutos este viejo me va a coger como se le antoje, y me muero de ganas por sentir toda su verga dentro de mí, que me use, que me ordene lo que debo hacer, que me haga lo que quiera, que me utilice como una golfa. Ahora estoy vestida como una puta, como lo que soy, solo por complacerlo a él, y solo quiero que me coja las veces que quiera, quiero ser su depósito de semen toda la noche. No puedo pensar en otra cosa que no sea su verga.
- Bien, ahora quiero que le mandes un saludo a tus padres. Y no te preocupes, no se los mostraré, pero si un día no quieres venir a follar conmigo, y hacer lo que te pida, con esto te recordaré que eres mi puta de aquí en adelante.
Debo confesar que estaba muy asustada, eso ya había pasado la raya, tenía miedo, pero ya me había grabado, ya no había marcha atrás y estaba completamente dominada y excitada.
- Hola mamá, papá, mírenme, soy su princesita linda, la que es su única hija y es su orgullo, desnuda, sometida y en cuatro, con la verga de un viejo en la cara, me estoy metiendo su verga completa en mi boca y en un ratito me cogerá y usará como él quiera. Si mami, un viejo vulgar y sucio se anda cogiendo a tu hijita, esa que presumes de ejemplo con tus amigas, soy su puta y me dice que es lo que quiere que haga y yo le obedezco. y me está gustando todo lo que me hace.
Puso el celular sobre una mesita, apuntando al sofá. Me cargó como si nada, me tiró sobre el sofá y me abrió de piernas, empezó a comerse mi coño sobre la tanguita que me ordenó usar, me lamia, escupía, y usaba sus dedos, luego me bajó la tanga y empezó a lamerme mi vaginita, estaba depilada, rosadita, muy mojada, se estaba dando un manjar. Yo estaba en el cielo, nunca me habían hecho un oral así de sucio y vulgar, muy rico y fuerte, estaba gimiendo como una puta, como una zorra, hasta que se me escapó un orgasmo fuertísimo, y le mojé toda la cara a la vez que caí rendida
- Aaaaaah, por favor señor, métamela toda, la necesito dentro de mi.
- De acuerdo, pero primero mándale un mensaje a tu papi (dijo señalando el celular)
- (Voltee a ver el celular) Hola papi, estoy sobre un sillón sucio dónde un viejo que es mayor que tú acaba de chuparme la concha hasta que me vine sobre su cara, y ahora le estoy suplicando para que me folle, que me la meta completa, quiero que toda su verga esté dentro de mi, que penetre a tu hijita, a tu princesa, esto lo está grabando para que puedas ver lo puta que me he vuelto, muy distinta a la niña a la que cargabas en tus brazos.
Eso fue todo para el viejo, me di cuenta que mis palabras lo ponían a mil, me levantó de la cadera y empezó a metérmela lento, pero con fuerza, hasta que sus huevos chocaron con mis nalgas, luego empezó a penetrarme y bombearme como si fuese un juguete sexual.
Y ahí estaba yo, boca arriba, con mis piernas abiertas, con una verga de casi 20 cm totalmente dentro de mí, entrando y saliendo acostada en un sofá viejo y sucio, los huevos del viejo rebotando en mi cola, con un ruido que me encantaba, gimiendo como una puta, siendo aprisionada de la cadera y usada a su ritmo, mientras estaba siendo grabada, mientras quedaba en video la prueba de lo puta que me estaba portando, con un hombre para nada sexy, gordo, peludo, viejo y sin mucho cabello, pero que había logrado darme un golpe de realidad, en ese momento me di cuenta de que era feliz en mucho tiempo, me sentía feliz, tal vez era lo que quería, lo que necesitaba y ya no necesitaba otra cosa en mi vida, ni dinero ni amigos, ni novios, ni familia, solo quería que me trataran así, ser solo la perra de un viejo, ser usada a su antojo, que me follara hasta que me llenará de semen todos mis agujeros, no necesitaba nada más.
- Ahora ponte en 4, coge el celular y grábate en modo selfie
Procedí a quitarme la falda y ponerme en 4, con mi cola bien levantada, cogí el celular y me empecé a grabar, me vi toda sexy, con mis 2 coletas, mi cara de niña inocente pero a la vez siendo una perra, él empezó a follarme así , trataba de levantar mi mano para que se viera mi culito blanco levantado, siendo follado por una verga grande y morena, la imagen era de lo más morbosa, yo de un cuerpo joven, flaquito y de piel blanca, con una cola redonda y bonita, siendo parcialmente tapada por una barriga peluda y una verga morena que desaparecía entre mis piernas torneadas, un contraste fuertísimo que me excitaba más. Empecé a gemir muy rico mientras seguía viendo la cámara, me gustaba verme siendo follada.
- Que sientes putita, dile a la cámara
- Ayy siento una verga enorme dentro de mí, llenándome toda, ahora quiero sentir su leche llenándome, quiero que se venga dentro de mí, su esperma calientito, inúndeme mi vagina con su leche.
- Claro que si preciosa, pero primero quiero romperte ese hermoso culito que tienes. Pero antes, ¿Quieres mándale un mensaje al cornudo de tu novio? ¿Quieres decirle algo? Seguro que nunca te lo ha tocado.
- Siiiii…ahhh (decía entre gemidos, recordaba que ya no tenía novio, pero no había tiempo de explicárselo al viejo) mírame mi amor, tu niña buena de la escuela, tu orgullo, esa que presumías con tus amigos por ser tan recatada, ahora puedes verme tal como soy, entregada en un cuartucho a un viejo cualquiera que me trata como una putita, me tiene aquí atravesada por su gran pene, y la siento hasta el fondo, me está llenando toda mi vaginita, y ahora me va a romper mi culo, si, ese que nunca te dejé tocarme, siempre te gustó mi cola no? Este viejo fue quien me la estrenó y ahora va a volver a gozar mi agujero trasero, y yo lo voy a gozar. Mira cómo se cogen a tu princesita, te lo dije hace un rato, mientras chupaba esa verga que está dentro de mi ahora, Me va a coger duro, fuerte, hasta que me duela, no me importa, que me rompa el culo, me lo merezco por zorra, por puta.
Entonces pude sentir su cabeza hinchada en la entrada de mi ano, hasta que pudo meter la punta y de ahí la fue introduciendo de a poco. Cada centímetro era doloroso y me ardía mucho, por lo que le supliqué que parara un poco, eché mi mano hacia atrás para asegurarme que ya la tenía toda adentro, y pensé que ese era todo el dolor que tendría que soportar. Grande fue mi sorpresa cuando noté que no había metido ni la tercera parte, el viejo retiró mi mano, sacó un poco su verga y se dejó caer contra mí, esta vez metiendo la mitad de su enorme miembro, esta vez sí fue chillante mi grito e intenté zafarme, pero me tenía bien sujeta, por lo que solo tuvo que inclinar su peso sobre mi cuerpo, y otra porción de verga fue a alojarse en mi adolorido ano. Yo al saberme perdida solo le pedí que no se moviera, dos bocanadas de aire después el viejo poco a poco reanudó sus embestidas metiendo y sacando su pene y yo empecé a sentir oleadas de placer y ahora me quejaba por no tener más de su verga dentro, me sacaba toda la verga hasta la punta y luego me la empujaba hasta el fondo. Dejó un poco su verga afuera y yo sola levanté mi culo para dejarlo más dispuesto, entonces sentí hundirse toda su verga mientras me sujetaba por las caderas
―Ahhhhhggggg que rico ¡!! la siento bien adentro, despacio por favor – pero no se detenga, siga… más… métamela. El viejo tomaba cada gemido mío y respondía follándome con más energía.
―Aaaayyyyy mi culo, mi culo aaayyyyy que dolor, siga por favor – no dejaba de gritar, el viejo tenía mi culo a su disposición y siguió culeándome a su gusto y antojo, - Siga, que cuando me siente me arda, me duela, que me recuerde que estuvo follándome un viejooo. SIGA CULEANDOMEEEE. me sujetó por las caderas y sacaba hasta la mitad y hundía de nuevo toda hasta el fondo, era sencillamente glorioso poder levantar suavemente mi culo y sentir su verga deslizarse hasta el fondo.
No tardó mucho en soportar ese placer y empezó a llenar mi culo de leche, sentía cada bombeada, parecía que nunca dejaría de botar leche y seguía y seguía y esa corriente eléctrica que recorría su cuerpo y parecía nunca acabar.
- Siii, por favor señor…. cójame, fólleme, rómpame el culo. Deme su verga, dele su verga a esta puta.
Corroboré de nuevo lo de antes, el hablar así excitaba al viejo, procedió a cogerme fuerte de la cadera y sentí su verga explotar, llenarme, bombearme el resto de semen que tenía guardado. Me sentí maravilloso, una verga grande expandiéndose dentro de mí. La sacó y sentí su semen resbalar entre mis muslos, me senté y me quedé quieta, con las piernas bien abiertas, empecé a recoger el semen que salía de mi culo y metérmelo a la boca como me había enseñado, mientras me grababa en modo selfie , chupaba mis dedos con los restos de su lefa. Quería todo su semen en mi boquita.
El viejo estuvo un rato reponiéndose de la brutal cogida que me había dado, mientras me veía masturbarme y chupar los restos de su corrida. Luego de unos minutos, se tiró sobre la cama mientras me veía de reojo y se sonreía.
- Ya deja ese celular en la mesita, déjalo grabando y que apunte a la cama, y trépate putita, quiero que me cabalgues, pero primero límpiame el pene.
Me subí encima de el, metiendo su pene semi flácido en mi boca y llenándolo de saliva, saboreando el resto de su semen y restos de mi culo, sintiendo arcadas por ratos. Seguí así por un rato hasta que luego de unos minutos fue creciendo de tamaño, y poniendo nuevamente su verga en mi vagina, me senté de a poco sintiendo como entraba toda, empecé a cabalgarlo como una yegua, ahora me la estaba metiendo y sacando a mi ritmo, sintiendo como esa verga entraba y salía, mientras el gemía y me seguía repitiendo
- uff nena, que linda puta que estás hecha, comiéndose los restos de mi semen y dejándose grabar, menuda prostituta que eres.
Yo seguía cabalgando, estaba descontrolada, tuve un orgasmo mientras cabalgaba, fue increíble, volví a mojarle toda la verga y la cama.
- Ya basta puta, ahora quiero ir directo a tu boquita y pásame el celular.
Me salí y sentí riquísimo cuando esa verga se liberó de mi vagina, procedí a arrodillarme entre sus piernas y coger su verga mojada por mis jugos de orgasmo. Empecé a lamerlo como si mi vida se me fuera en esa verga, masturbarlo fuerte, con ganas, disfrutando cada centímetro de ese pene que había logrado enamorarme. El viejo seguía grabándome…
- Y bueno.. esta es mi puta personal desde hoy en adelante, ya aceptó lo que es y ya entendió que tendrá que hacer lo que le pida a cambio de gozar de mi verga de vez en cuando, ahora me vaciaré en su boca y se va a comer todo mi semen, verdad puta?
- Hmmmajá (dije con su verga dentro de mi boca, afirmando con la cabeza y sonriendo) mientras miraba directo a la cámara
Sentí como empezó a venirse, la saqué de mi boca para que salpicara en mi cara y en mi boquita, él se vino nuevamente, me llenó la boca, la lengua, me salpicó en la nariz, en el mentón, estaba completamente salpicada de semen por toda la cara y parte del cabello. Algunas gotas cayeron en mi pecho resbalando hacia mis senos. El viejo se levantó rápidamente y me pidió que me arrodillara en el piso, mientras me grababa parado frente a él…
- Ahora, recoge todo ese semen y trágatelo
Empecé a recoger con mis deditos el semen de mi cara y mis senos y ponérmelo de a pocos en la boca y pasarlo, era salado, amargo, pero en ese estado para mí era una delicia, en ningún momento dejé de sonreír y mirar a la cámara, al terminar di un beso a la cámara y dejó de grabar.
- Bien mi putita, espero esta noche te haya hecho entender quién eres y que cuando te llame vendrás a que te coja
- Si señor, desde ahora seré tuya completamente, estaré para cuando quiera y para lo que quiera.
- Ah si? Bueno, eso tendrás que demostrármelo en unos momentos. Quédate como estas, vuelvo en un momento.
El viejo se vistió y salió a la calle. Yo me quedé tirada en la cama, desnuda. Quería ir al baño a limpiarme y comer algo, pero no me moví, eso fue lo que el viejo me dijo y lo obedecí. Permanecí desnuda y cerrando los ojos esperé a que volviera.
¿Qué más iba a pasar ese día? ¿A que más me iba a someter el viejo? Pronto lo sabría.
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