MI MARIDITO ME LLEVO A VER A SU PADRES, Y MI SUEGRITO ME HIZO SUYA
A continuación del relato, *SOY LA PUTA DE MI INQUILINO
CUANDO MI QUIERIDO ESPOSO SE VA A TRABAJAR*.
Hola soy nuevamente Patricia, en el relato anterior les
conté como me convertí en la amante o puta
de mi inquilino, Don Fernando, un hombre maduro que me hacía gozar a
límites insospechados, me encantaba que me cogiera y me hiciera suya cuando mi
marido se ausentaba para ir a trabajar en las plataformas petroleras marinas,
pero seguía en mi rol de mujer casada y abnegada con mi joven, guapo y brillante esposo, cumpliendo con mis
deberes.
Mi esposo es de la ciudad de Tampico, por motivos de trabajo
tuvo que emigrar al Sureste, un día me informo que saldría de vacaciones y que
quería que las pasáramos con sus padres, se las dieron precisamente en las
fechas de Semana Santa, era una excelente oportunidad de conocer a toda su
familia aprovechando los días feriados, aunque extrañaría las cogidas de don
Fernando, no puse objeción debía complacer a mi maridito.
Como les había comentado en el relato anterior, soy una
mujer muy atractiva, con un trasero levantado, redondo y respingón, sin querer sonar pretenciosa es muy lindo
trasero y me gusta presumirlo, acostumbro usar mini faldas, vestidos cortos,
pantalones ajustados al cuerpo o leggins, vestir sexy sin llegar a lo vulgar,
llamar la atención y que los hombres volteen a mirarme, recibir algunos
piropos, eso me hace sentir bonita y a la vez excitada, deseada, pero siempre
guardando la distancia, solamente mi esposo y recientemente don Fernando habían
gozado de mi cuerpo.
Como era de esperarse mis suegros no permitieron que
llegáramos a un hotel y nos prepararon el cuarto de soltero de mi esposo para
que pudiéramos hospedarnos.
Mi suegro se llama Carlos, es un hombre maduro, de alrededor
de unos 60 años, pero se conservaba bastante bien, de una altura similar a la
de su hijo, alrededor de 1,80, un poco más corpulento, pelo entrecano, se
notaba que debió ser muy guapo en su juventud, dueño de una pequeña compañía de
software que trabaja para algunas empresas de la zona, mi suegra un poco más
joven, alrededor de 55 años y una mujer muy tradicional y religiosa.
El día que llegamos toda la familia fue a recibirnos y se
armó un gran convivio, asistieron los hermanos mayores de mi esposo, ambos ya
casados con sus respetivas esposas, primos solteros y casados, tíos e incluso
algunos amigos.
Me había puesto un vestido corto de color rojo, entallado al
cuerpo y debajo una tanguita del mismo color semitransparente y sin sujetador,
y fui el centro de atención, mi marido no me prohibía vestir sexy, creo que más
bien le gustaba presumirme, note las miradas de deseo de los hombres y cierta
envidia de las mujeres, no me incomodo ya estaba acostumbrada.
Me fue presentando a la familia, todos, hombres y mujeres
alabaron mi belleza.
Después de cenar, platicamos como nos conocimos, algunas
anécdotas divertidas y la familia me contaba muchas de mi esposo, que nos
hacían reír a todos.
Pasaron un par de horas, mi suegra se despide de nosotros ya
que se iba a acostar, nos comentó que estaba en el comité de festejos de Semana
Santa de la Iglesia y tenía que levantarse temprano.
La velada continuo, mi esposo junto con sus hermanos y
algunos primos se pusieron a beber de más y cada vez notaba las miradas más
descaradas y libidinosas de los hombres de la familia, incluso alcance a escuchar a unos de los hermanos
de mi esposo decir;
-Con todo respeto hermano, pero que buena esta tu esposa.
Fingí no escuchar, pero me agrado saber el impacto que había
causado.
Note también que uno de los hijos de un primo de mi esposo
me tomaba fotos a escondidas, era un adolecente de no más de 16 años, había
tomado algunos tragos y me sentía desinhibida, alguien había puesto música y
quise darle una lección al joven adolecente, así que lo saque a bailar.
El joven estaba nervioso y muy turbado, sentí incluso que
temblaba, yo reía por dentro por la turbación del muchacho, mientras bailaba
sentí una mirada penetrante que me causo un escalofrió, era mi suegro que me
observaba fijamente desde la barra de la cocina, su mirada estaba fija en mi
culo firme y redondo que mi vestido resaltaba, creo que el haber tomado también
algunas copas de más, perdió lo recatado, aunque al principio me incomodo, me
empecé a excitar, me agradaba que me viera, un calor invadió mi cuerpo, y no se
el motivo, tal vez por haber tomado un par de copas, me contonee un poco más al
bailar, procurando estar siempre de espaldas a mi suegro, brindándole un caliente espectáculo, sentirme deseada por mi suegro me daba mucho
morbo y lo deje que se deleitara viendo mi carnoso trasero.
Cuando el baile termino le di un abrazo al chico y alcance a
sentir un bulto duro en sus entrepierna, tenía el pene erecto, sonreí para mis
adentros, pensando, pobre muchacho, voy
a ser el motivo de sus masturbaciones por un buen tiempo.
Tenía sed y fui por una cerveza a la cocina, las tenía en
una hielera en el piso, mi suegro me seguía con la mirada, Me excitaba tanto
que me viera, me excitaba, abrí la hielera y en lugar de agacharme, me incline
toda, mi vestido se levantó y estoy segura
que se me veía el nacimiento de mis nalgas, así que mi suegro podía ver
en todo su esplendor mi suculento trasero, lo vi de reojo, se sonrojo y se
acomodó su verga por encima del pantalón, pude apreciar que se adivinaba un
buen bulto.
Me levante y Salí a la sala, riéndome por dentro de la
situación, mi suegro se quedó paralizado y con la cara roja, incluso percibí
sudor en su frente.
Después de un rato se despidió también de nosotros y sonreí
imaginando si desquitaría su calentura con mi suegra o se masturbaría pensando
en mí, me encantaba que pudiera ser la protagonista de las fantasías de mi
suegro.
Poco después se fueron despidiendo los otros invitados, no
sin antes acordar que el siguiente día iríamos todos a la playa aprovechando
los días asueto.
Mi esposo estaba muy bebido así que no hubo más, cayo
rendido en la cama y no pude desfogar mi calentura, así me dormí, excitada, y
empapada.
Al otro día después de desayunarme puse mi traje de baño y
sobre el un short de mezclilla corto, una blusita ajustada y sandalias, pronto
llegaron todos en sus coches y uno de mis cuñados se ofreció a llevarnos a la
playa, en la parte delantera iba su esposa y en la parte trasera mi esposo,
suegro y yo, mi suegra no nos acompañaría ya que tenía que seguir con sus
compromisos de la Iglesia.
En el camino a la playa me acurruqué a mi esposo y me fui
quedando dormida, de pronto, entre sueños alcance a sentir muy sutilmente el
torso de una mano e mis muslos, mi piel se erizo al instante, fingí seguir
dormida, pensé que el roce fue accidental, al ver que no me movía, el torso de
la mano empezó a moverse muy despacio, acariciando mi piel levemente, casi
imperceptible, me gustaba la caricia de mi suegro y quería saber hasta dónde
podía llegar, pasamos un bache y aproveche para acomodarme y parar más mi
colita, seguí fingiendo seguir dormida, después de unos segundos ya no fue el
torso de su mano, si no sus dedos y la palma de su mano acariciando muy
superficialmente mis muslos y el nacimiento de mis nalgas, fue muy excitante,
sentí que mi conchita se humedecía.
Después de un rato llegamos a la playa y mi esposo me * despertó*,
hubiera querido que continuara un rato más con sus toqueteos, pero ni modo,
sentía mucho calor, sudaba.
Por ser Semana Santa la playa estaba apestada de gente,
llegamos y rentamos 3 palapas juntas, eso nos permitió tener un poco de espacio
y privacidad para la familia, una vez instalados procedí a quitarme el short de
mezclilla y la blusita ante la mirada morbosa de los hombres de la familia,
incluyendo al pervertido adolecente que me había sacado fotos la noche anterior
y uno que otro mirón, pero eso es algo que me gustaba, que los hombres se
deleiten con mi cuerpo, seguía muy excitada por los toqueteos de mi suegro, mi
conchita literalmente chorreaba, mi excitación no disminuía y se me ocurrió
seguir el cachondo juego con mi suegro, sería mi *venganza* por el toqueteo que
me había dado.
Todos se fueron a la playa, excepto mi suegro, mi marido y
yo, me puse un sombrero playero, unas gafas de sol y tendí una toalla playera
en la arena justo frente a mi suegro y procedí a untarme bloqueador, para untarme
las piernas y pies me agache y sentí que mi traje de baño se incrustaba en mis
nalgas, así que le estaba dando una vista esplendida de mi culo a mi suegro y
mi marido.
Me acosté sobre la toalla y le pedí a mi esposo me pusiera
bloqueador en mi espalda y piernas.
Empezó por mi espalda, un masaje lento que me hizo suspirar,
siguió con mis piernas y al final tomo el frasco y aplico un chorro en mis
nalgas, empezó a masajear mis nalgas de arriba abajo y en forma circular, me
estaba excitando y las levante un poquito, sentí la verga de mi esposo, que
estaba sentado sobre mis piernas se estaba poniendo dura.
Se agacho sobre mí y me dijo al oído.
-Que culo tan rico, ya me pusiste caliente, hoy en la noche
me desquito, ufff.
En eso le hablan a mi marido para jugar futbol playero sus
hermanos y primos y me quede sola frente a mi suegro, voltee a ver de reojo, las
gafas de sol me permitían hacerlo sin que nadie se diera cuenta, note que no
había perdido detalle de los tocamientos de su hijo y que estaba completamente
sonrojado, su mano estaba sobre su verga, la cual se marcaba en forma indecente
bajo el short, definitivamente era un buen tronco, continúe el caliente juego,
abrí mis piernas y le permití ver el traje de baño metido entre mis turgentes nalgas y mi tajito apenas cubierta por ese
diminuto trozo de tela del bañador.
Después de un rato vino mi esposo y nos fuimos a la playa,
jugué voleibol playero con la familia, empecé a divertirme y me olvide de las
miradas morbosas de los hombres de alrededor.
La tarde continuo sin nada relevante más que contar, regresamos nuevamente como
llegamos, y nuevamente me acurruque al lado de mi esposo y me *dormí*, ya mi
suegro no me toco, pero yo incline mis nalgas hasta alcanzas a tocar la pierna
de mi suegro, muy sutilmente, un leve roce pero suficiente para excitarme, y
seguramente excitarlo también, en mi mente me remordía un poco la conciencia,
pobre de mi suegro, si le llega a dar un infarto seré la culpable, pensaba,
pero era un juego que me excitaba mucho.
Llegamos a la casa de mis suegros, nos bañamos para
quitarnos la arena y cenamos algo ligero, me sentía cansada por el día de
playa, pero también tremendamente
excitada y pensaba desfogar mi calentura con mi esposo, quien, tal vez no fuera
el fogoso macho de Don Fernando, pero cumplía, y seria suficiente para apagar
mi fuego interior, sin embargo, en la cena, mi esposo, me dice que lo han
invitado a salir los amigos de su universidad y que iría un rato a reunirse con
ellos, mi suegra se despidió también, seguía con los preparativos para el
viacrucis que se escenificaría el siguiente día y me invito a que al otro día
asistiera, lo cual acepte.
Me sentía cansada, pero antes de dormir, me vestí muy
provocativo para que mi marido me cogiera llegando de su reunión y por fin apagara
mi calentura, me puse un conjuntito de bragas y una tanga de hilo dental y
encaje trasparente de color negro,
medias de red con liguero y nada más, lista para que me cogiera rico tan pronto
llegara, sin mas preámbulos, me cubrí con una sábana y me fui quedando dormida,
lo cual pensé sería un sueño reparador
en lo que llegaba mi esposo.
Estaba profundamente dormida, cuando entre sueños empecé a
sentir un cosquilleo en mis piernas, poco a poco fui despertando, me di cuenta
que eran unas suaves caricias en mis muslos que poco a poco iban subiendo hacia
mis abultadas nalgas, pensé que mi esposo había llegado y me deje tocar, las
caricias se habían hecho mas excitantes, acariciaba suavemente mis nalgas, metió
un dedo debajo de mi tanga, rozando apenas mi rajita, busco mi clítoris,
haciéndome estremecer al rozarlo con la yema de su dedo, seguí fingiendo
dormir, la caricia me encanto, pero había algo extraño en esa caricia,
definitivamente no parecía ser mi esposo, como entre sueños, abrí mas las
piernas para darle mejor acceso a la persona que me estaba tocando, mi conchita
estaba sumamente húmeda y la punta de su dedo, humedecido, seguramente con su
saliva, separo mis labios vaginales y froto mi concha al placer, mi piel se erizo, que rico sentía,
me mordí los labios para no gemir, cada vez estaba más segura que no podía ser
mi esposo, empecé a pensar, no sabía si gritar o dejarme llevar, seria algún
delincuente que se había metido a la casa a robar y que luego iba a violarme,
algunos de los hermanos de mi marido, recordé que solamente habíamos quedado en
casa de mi suegro y yo.
¿Seria mi suegro quien se estaba aprovechando de mí, sin
importarle que sea la esposa de su hijo?, no me moví, seguí fingiendo dormir,
lentamente comenzó a bajar mi tanguita con mucha suavidad y cautela, me las
bajo hasta las rodillas, con total libertad sus manos masajearon mis nalgas,
después de unos minutos sentí un suave beso en una de mis nalgas y luego en la
otra, las recorrió con su lengua, se animo a abrir una de mis nalgas y sentí
que hundía su rostro entre ellas, su nariz alcanzo a tocar mi ano y dio un
respiro profundo, sentir su respiración me dio un morbo tremendo, olfateaba mi
sexo, pronto sentí su lengua explorando en mi orificio trasero, fue como si una
corriente de electricidad recorriera mi cuerpo y no pude evitar dar un suspiro
y levantar más la colita, me estaba entregando al desconocido, movía su lengua
en mi trasero en forma circular y empujaba con suavidad tratando de forzar mi
entrada, pero sin despertarme, era tan rico y placentero, que rico lo hacía, me
encantaba.
Se subió a la cama, y se recostó colocando su cuerpo junto
al mío, sentí el roce de su pecho en mi espalda, mi respiración estaba agitada,
tuve que tratar de contenerla, para no delatar que estaba despierta, sentí sus
piernas desnudas y peludas acariciar las mías, el extraño ya estaba desnudo,
beso suavemente mi cuello, busco mi oreja, sentí su larga verga resbalando en
mi trasero, estaba durísima y chorreaba líquidos pre seminales, había llegado
demasiado lejos, así que pensé que había que poner un alto.
Fingí despertar, estire mis brazos al tiempo que decía:
-¿Ya llegaste amor de tu reunión?,
Pensé que el extraño se asustaría al comprobar que
despertaba, pero para mi sorpresa me tomo de sus brazos y me apretó contra su
cuerpo diciendo:
-Quieta, tranquila, no hagas ruido.
Al escucharla la voz comprobé que efectivamente el extraño
era mi suegro, empecé a forcejear para liberarme, pero mi suegro a pesar de su
edad era mucho más fuerte que yo.
-Por favor, suélteme, que le pasa, no está bien, soy la
esposa de su hijo.
Mientras me mantenía dominada con un brazo dirigió su mano a
mi concha y metió dos dedos en mi rajita que a esa altura ya estaba tan
lubricada que entraron con facilidad, al tiempo que empezaba a mover su cuerpo
como si me cogiera, restregando su verga en medio de mis nalgas y su lengua se metió
en mi oreja en forma libidinosa, causándome un estremecimiento que recorrió
todo mi cuerpo.
-No te voy a soltar putita, me tienes bien caliente, te
tengo tantas ganas que no me importa que seas la mujer de mi hijo, eres una
putita muy hermosa, tu conchita esta húmeda, estas chorreando como una
verdadera zorrita, no me engañas, te está gustando, así que déjate y disfruta,
empezó a mover los dedos dentro de mi vulva, di un respingo y un gemido salió
de mi boca delatando el placer que sentí.
-¿Te gusta nena?
Un nuevo gemido fue mi respuesta, sus dedos entraban y
salían de mi con rapidez, literalmente me estaba cogiendo con ellos, mis
fluidos chorreaban, apretaba los labios para no gemir, todo mi cuerpo temblaba,
me deje llevar, deje de poner resistencia, estaba en sus manos, al notarlo me
dio media vuelta y busco mi boca, me dio
un beso profundo, caliente, nuestras lenguas se entrelazaron, mordía mis
labios, los succionaba, un beso tan apasionado que sentí que me derretía.
Su boca bajo a mis pechos, rozaba con sus dientes un pezón,
me pellizcaba el otro lo estiraba, los apretaba y masajeaba, los lamia y
succionaba con pasión, sentí que perdía la razón, sus labios ardientes
continuaron el recorrido, llegaron a mi ombligo, lamiendo y succionando cada
centímetro de mi piel, siguió, pronto llego a mi entrepierna.
-Que rica conchita tienes putita, que rica estas –exclamo al
tiempo que empieza a lamer mi concha, lamia mis labios vaginales succionando
mis fluidos, encontró mi clítoris y lo empezó a lamer y a succionar, sentía tan
rico que ya no me importo y gritaba desesperada, estaba en el paraíso, deslizo
un dedo lubricándolo con mis fluidos y
lo llevo entre mis nalgas hasta rozar mi orificio trasero, masajeaba mis
arrugados pliegues en forma circular, como si quisiera dejarlo liso, empujo
lentamente, sentí como mi culito se abría e iba entrando su dedo por el
estrecho conducto, suspire y abrí mas mis piernas invitándolo a que me lo
metiera más profundo, estaba en éxtasis.
-Ahh, Don Manuel, que rico- exclame.
-Me excitas mucho Paty, quiero comerte toda, estas bien
rica, tienes un culo increíble y aunque estrechito, dilata bien, se nota que mi
hijo ya te estreno la colita.
Sentía que mi culo se contraía apretando su dedo en
deliciosos espasmos que recorrían mi cuerpo, siguió metiéndolo poco a poco
haciendo círculos, rozando mis paredes internas, todo lo que hacía me volvía
loca.
-Relájate, no aprietes, ponte flojita, nena- me pidió,
dejando un segundo de chupar mi vagina,
Intente relajarme y empine más la colita para que hiciera
con ella lo que quisiera, su dedo entro completo, arrancándome otro gemido de
placer, tenía su largo y grueso dedo bien metido en el culo, me acariciaba por
dentro, lo saco y lo llevo a su boca.
-Madre mía, que culo más rico, sabe a miel.
Dude que fuera verdad, pero me dio tanto morbo que lo
hiciera, metió otro dedo a su boca para ensalivarlo y me los fue metiendo por
completo, una vez dentro, los movía en forma circular y los abría y cerraba en
forma de tijera, sin duda estaba ensanchando mi conducto anal.
Gemí y me lleve una almohada a mi boca para morderla y no
gritar de placer.
Tomando mis piernas las empujo contra mi pecho haciendo que
levantara más el culo, dejándolo totalmente vulnerable a su ataque, su boca se
hundió entre mis nalgas, sentí su lengua lamiendo mi ano y tratar de
perforarlo, mis pliegues cedían y su rugosa y caliente lengua se colaba en mi
interior, hundió su cara en mi culo y succiono mi esfínter, ya no pude aguantar
más, sentí que mis piernas se aflojaron y torrentes de placer recorrían mi
cuerpo, empecé a convulsionar con su cara bien metida entre mis nalgas sin
darme tregua.
-Me corro, me corroo, me corroo, -grite, todo
mi cuerpo se retorcía y mis ojos se pusieron en blanco, como en trance.
Aparto su cara y goloso absorbió mis fluidos sin dejar escapar una gota.
-Eso puta, dame toda
tu miel- exclamo.
Poco a poco mis espasmos fueron disminuyendo de intensidad y
caí exhausta en la cama, sentía mi cuerpo muy sensible y sin fuerzas, todavía
temblaba, mi respiración estaba agitada, el orgasmo había sido muy intenso.
Indudablemente el padre era mucho mejor amante que el hijo,
pensé que seguramente mi marido era muy inexperto por culpa de su religiosa
madre, porque mi suegro era puro fuego.
Se recostó sobre mi cuerpo y busco mi boca, su boca sabía a
mis fluidos de mi concha, y también a mi culo, un sabor raro, pero me excito
mucho, su verga larga y muy gruesa quedo en la entrada de mi conchita, y
ayudada por mis juguitos vaginales fue introduciendo la cabeza dentro de mí,
que rico sentí, esa caliente y descomunal
verga palpitante dura como una roca en mi interior, me quemaba por dentro,
tomándome de los muslos me los inclino hacia adelante mientras me iba metiendo
su vergota, centímetro a centímetro sentía como me iba abriendo y entrando esa
enorme, gruesa, y rica verga, ya llevaba la mitad enterrada en mi conchita,
busco mi pezones y se dedicó a chupar, lamer y succionar, me sentía en el
paraíso, en un movimiento de caderas empujo su pelvis y me la enterró toda, hasta
los huevos, sacándome un grito de placer, me sentía tan llena, tan plena, tan
suya, que rico me cogía mi suegro, estaba siendo penetrada por mi suegro en la cama de su hijo y con el riesgo
que representaba que en cualquier momento pudiera llegar mi esposo o mi suegra,
me daba tanto morbo la situación, me hacía sentir tan puta, tan sucia,
pervertida, empecé a mover mis caderas de forma circular y mi suegro inicio sus
arremetidas, metiendo y sacando su gran trozo de carne, veía las estrellas,
gemía y gritaba como loca, me empalaba profundamente y su pelvis se pegaba
completamente a mí, sentía como rozaba mi clítoris y sus huevos chocaban con
mis nalgas.
Su verga entraba y salía de mí, causándome un placer
exquisito, definitivamente era todo un experto, entre gemidos y gritos pedía
que me la metiera más profundo, que me la metiera más duro y más rápido, mis
manos se posaron en sus nalgas y lo empujaba contra mi cuerpo para que me la
metiera fuerte y duro, era una sensación
inexplicable, distinta a la que sentía con Don Fernando, pero igual de placentera, adoraba tener su
enorme verga dentro de mí, era inaudito, le estaba siendo infiel a mi esposo
con su propio padre, ya no me importo, me hacia el amor de una forma alucinante
y divina.
-Agggh, Dios mío, que ricooo
ahh, siga don Manuel, más duro, aggghh, así, rómpame la conchita,
aggghh.
Veía su cara, gruñía de placer, se había puesto roja, me
veía con una mirada libidinosa, pervertida, sonriendo al ver cómo me hacía
gozar y gritar de placer, a medida que arreciaba sus embestidas, su frente
escurría sudor, pensé que pronto estallaría en mi interior, faltaba poco,
cuando de pronto saca toda su verga de mi conchita.
-Agghhh, espera nena mía, espera, agghh, me vas hacer correr
y todavía no quiero, antes tengo que romperte ese lindo culo que me tiene loco.
Se levantó y de la cómoda saco una botellita de aceite de
bebe, lo vi abrir y echar un chorrito a su gruesa y dura herramienta, lo
embadurno bien y quedo brillante resaltando las venas y su roja cabeza, se veía
imponente, colosal, sentí un escalofrió al imaginarme esa gruesa tranca
abriéndome la colita, seguramente me
partiría en dos.
Me tomo de la cintura y me acomodo boca abajo.
Que colita tan hermosa y carnosa tienes putita, no sabes
como la voy a disfrutar- expreso.
Acariciaba mis nalgas y recorría con el empeine de la mano
el surco entre mis nalgas, lubricando el canal, llenándolo de aceite de bebe.
Me dijo que abriera más mis piernas y me metió dos dedos
embadurnados de aceite, resbalaron profundo y los empezó a meter y sacar,
asegurándose de lubricarme muy bien por dentro, cerré los ojos y gemí
levantando más mi culito, me estremecía esos
dedos invasores dentro de mí.
-Aggghhh-se me escapo un gemido.
Ya deseaba que me empalara, aunque sentía miedo con tremendo pedazote de carne, así que le
pedí que lo hiciera con cuidado.
-Quiero tu verga, quiero darte mi colita, pero métela
despacito, no me lastimes, ¿Me la vas a meter despacito Don Manuel?.
-Voy a ser suave nena, no quiero lastimarte, al contrario, quiero
que goces para que me des siempre tu rico culito y tu cuerpo en general.
Sé que algo te va a doler, pero no tengas miedo, entrégate a
tu nuevo macho, te voy a volver loca de placer con mi verga.
Sentí como puso su verga entre mis nalgas y me pincelaba
toda la rajita, presionaba justo en la entrada
de mi culo y la retiraba, estaba tan jugosa, chorreaba pre semen, sentía
tan rico que fui relajando la colita, sentía la tibia cabeza acariciando mi
esfínter, una suave caricia, suave y tersa como la piel de un bebe, un contacto
tan íntimo y tan delicioso, su mano presiono mi cintura haciendo que quebrara
más la cintura y levantara más la colita
y en ese instante sentí que mis pliegues se abrían y entraba la cabeza, di un
grito y un respingo, más que de dolor, fue puro placer, me encanto como abrió
mi colita.
-Ya está nena, tienes toda la cabeza adentro, sigue
apretadito, pero no me engañas, este hoyito ya ha sido usado, mmm, que rico, mi
hijo te coge como putita.
No conteste, pero pensé, - si supiera que el hombre que me
abrió el culo y lo gozaba no era precisamente su hijo, -Efectivamente me lo
había enterrado muy suave, a pesar de sus gozos, casi no me dolía, mi esfínter
ya estaba acostumbrado al diámetro de don Fernando y le dio cabida al grueso
miembro de mi suegro sin demasiado esfuerzo, me la empezó a empujar, mis
pliegues se iban abriendo con solamente un ligero hormigueo, casi nada de dolor, cada vez más profundo
hasta sentir sus huevos apoyados en mis nalgas.
-Listo bebe, fue más fácil de lo que pensé, mi hijo te tiene
el culito bien abiertito- dijo orgulloso.
-Si don Manuel, la siento toda, me encanta, ufff, me siento
tan llena de verga, agghhh, soy tuya, tu putita.
-Eso es putita, me encanta cogerte, me voy a empezar a mover
y a cogerte bien la colita, ja ja, te la
voy a estirar un poco pero te va a encantar, se nota que te encanta una verga
grandota que te abra bien la colita.
-Sí, cógeme toda, me gusta, ábreme bien el culo, sigue –exclame parando más la cola.
Empezó a bombearme, lento y profundo, la sacaba hasta dejar
solo la cabeza y me la clavaba hasta el fondo, cada vez que me la clavaba
sentía que me faltara el aire y gemía al momento que me la sacaba, dentro y
fuera, rozándome mis paredes por dentro y haciéndome vibrar de placer.
-Aggghhh, papi, ay, que rico, me encanta como me rompes el
culo, sigue.
-Ay nena, a mí también me está volviendo loco darte por tu
culito puta, te estoy abriendo a
vergazos, toma, toma, aggghhh, te voy a reventar el culooo, zorra.
Fue arreciando las embestidas entre gritos, jadeos y el
ruido de mis nalgas chocando contra su pelvis.
-Más rápido, mas, sigue, aghh, métela, aghh, que rico,
agghh, que rica su verga suegrito, dame tu leche.
-Si amor, ya viene, te quiero dejar bien culeada, agghhh,
que nunca olvides esta cogida, ya casi, no aguanto, ya viene tu dosis de mi
espesa leche.
Metió su mano entre mis piernas y me froto el clítoris, todo
mi cuerpo se estremeció y empecé a retorcerme de placer al tiempo que estallaba
en un poderoso orgasmo, sentía que mi conchita escurría por la comisura de mis
labios vaginales, ambos gritábamos y gemíamos, arrecio todavía más sus
embestidas a un ritmo endemoniado, literalmente me estaba reventando el culo,
hasta que en una última embestida dio un gruñido como un oso y me la enterró en
lo más hondo de mi esfínter, estallando en mis entrañas, sentía los chorros de
su ardiente y espeso semen en lo más profundo de mi culo, disparando uno tras
otro, inundando mi colita.
Me desplome desfallecida, con la respiración entrecortada,
mi corazón parecía salirse de mi pecho, mi suegro se desplomo sobre mi cuerpo,
sudoroso, poco a poco su verga fue vibrando con menor intensidad hasta que me
la saco y un chorro de leche escurrió entre mis nalgas.
Se levantó y se colocó su ropa, me dio un beso cachondo en
mis labios y se despidió.
-Fue la mejor cogida de mi vida y espero que no sea la
última nena, se dirigió a la puerta me dio una última mirada me sonrió y se
marchó.
Después que se retiró mi suegro me levante con un poco de
esfuerzo, todo me daba vueltas, mis piernas temblaban, me metí a la ducha
recordando la rica cogida y al mismo tiempo sentí un poco de remordimiento, me
di un buen baño y así eliminar los rastros de su cogida, tuve que cambiar las
colchas también, estaban húmedas, de sudor también de mis fluidos y rastros de semen, una vez que
tendí la cama caí rendida y rápidamente
me dormí, completamente desnuda.
En la madrugada por fin llego mi marido y al encontrarme
desnuda me quiso coger y no pude negarme, cansada tenía que complacer a mi marido,
intente hacerlo gozar y que acabara pronto me alabo por lo caliente que estaba,
pero realmente era porque quería que acabara pronto y por fin descansar,
después de unos 15 minutos logre que acabara en mi conchita abierta y recién
cogidita por su padre, tenía leche en mis dos orificios, la leche de mi esposo
en mi conchita y la leche de mi
suegro en mi culo, asi me quede profundamente dormida, cansada, exhausta pero
muy satisfecha.
Fue la única vez que tuve sexo con mi suegro en esas
vacaciones, no hubo otra oportunidad, pero no la única vez que me cogió, pero
eso se los contare más adelante.
FIN..?
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