SOY LA PUTA DE MI INQUILINO CUANDO MI QUERIDO ESPOSO SE VA A TRABAJAR
Mi nombre es Patricia tengo
22 años y 5 meses de casada , soy una chica delgada de 1,70 de estatura de
facciones finas , tez morena clara , con cuerpo de modelo bien proporcionado,
un lindo culo redondo , respingón y firmes , tetas medianas pero firmes y
paraditas , piernas largas y torneadas y pelo liso de color negro .
Era frecuente recibir en la calle
alguno que otro piropo de hombres ya sean obreros de la construcción como de
vagos, principalmente cuando muevo el culo al caminar o de mis piernas.
Mi esposo es ingeniero Petrolero
de una importante empresa de combustible y trabaja en plataformas petrolera marinas en
Ciudad del Carmen, Campeche y por ese motivo se ausenta 15 días para laborar en
la plataforma y descansa los otros 15 días en casa.
Compramos la casa donde vivimos a
crédito, es una enorme casa enorme de dos plantas con un amplio patio, al final
del patio hay un cuarto para la servidumbre y un cuarto de lavado, tiene
también una salida a la calle en la parte trasera.
Soy muy temerosa y los 15 días
que mi marido no estaba en casa los pasaba con mucho miedo, no me gusta estar
sola, a veces no podía dormir en la noche o me despertaba a cada rato pendiente
del más mínimo ruido, me siento insegura y vienen a mi mente pensamientos de
que alguien entra en la noche, y que me va a saltar o peor incluso que me van a
violar, en cambio cuando mi esposo esta en casa es todo lo contrario, me siento
feliz y protegida, acompañada y se van todos mis temores, por lo mismo era tan
difícil para mí los días en que se tenía que marchar.
No tenemos servidumbre y debido a
los grandes gastos que tuvimos que realizar para la boda, luna de miel, y la
compra de la casa, teníamos muchas deudas y no podía pedirle a mi esposo una
persona que me ayudara, aunque estuve tentada a hacerlo, más bien para que me
hiciera compañía, ya que el trabajo en casa era mínimo, un día y debido al poco
dinero que nos quedaba después de pagar las mensualidades de las deudas
adquiridas, a mi esposo se le ocurrió una brillante idea ; rentar el cuarto de
servicio, le adaptamos una pequeña cocina y nos quedó bastante bien, el cuarto
tenía su propio baño y la salida trasera evitaba que tuviera que molestarnos
para entrar o salir, de esta forma ganaríamos un poco de dinero extra, y nos
ayudaría con el pago de nuestras deudas y estar un poco más holgados, además el
estar alguien más en casa me hacía sentir más segura.
Tan pronto pusimos el letrero
llego a preguntar un hombre moreno maduro de unos 57 años alto y muy robusto,
de nombre Fernando y se lo rentamos, era un hombre divorciado.
Todo bien las primeras semanas,
ya me sentía más tranquila y segura en las noches sabiendo que ya no estaba
sola durante las prolongadas ausencias de mi esposo, él era muy amable e
incluso me ayudaba con algunos desperfectos de la casa, lo sentía casi como un
padre, por respeto y a la diferencia de edad le llamaba don Fernando.
Después de varias semanas, empecé
a darme cuenta de que durante las ausencias de mi esposo llevaba mujeres
jóvenes al cuarto en forma esporádica y se lo comenté a mi esposo, no me
pareció correcto.
.Mira no le podemos prohibir de
que traiga mujeres, es su cuarto y está pagando un alquiler, mientras siga
pagando la renta puede llevar a quien quiera a su cuarto, solo que haga algún
tipo de escándalo o pelea o algo impropio, podríamos hablar con él y pedirle
que se vaya.
-Pues las mujeres que lleva dan
muchos gemidos, y es un poco molesto escucharlos, le exprese.
Mi esposo me miro y sonrió.
-No me refiero a ese tipo de
escándalo, ja, ja, ja, ya tranquila y no hagas mucho caso, cuando ocurra eso,
solo tienes que poner música o la televisión con un poco de volumen.
Llego el día que mi marido se marchó para su trabajo en la
plataforma y lo despedí como siempre.
El día siguiente de su marcha,
don Fernando llevo a una nueva chica, tal parecía que esperaba las ausencias de
mi marido para traer a sus conquistas, alcance a ver a la chica por la ventana
de mi cuarto y lo que vi me asombro, la chica se veía demasiado joven, rubia,
alta y delgada, dudo que llegara a los 18 años, y me causo enojo, viejo verde,
pervertido, pensé, no concebía que una chica hermosa y tan joven estuviera con
un hombre de su edad…
Pronto empezó el concierto de
gritos y gemidos, realmente a esta chica no le preocupaba que todo el mundo
escucharan sus gemidos, pero lo más extraño de esta situación, que me estaba
comenzando a excitar porque ya mi conchita comenzaba a humedecerse, fue ahí que
alcanzaba a escuchar que don Fernando decía algo, pero no comprendía sus
palabras, me gano mi curiosidad, recordé que había dejado una ropa en la
secadora y Salí por ella al cuarto de lavado, realmente bien podría haberlo
hecho al otro día, más bien fue mi pretexto para acercarme, los gemidos se
fueron escuchando más fuerte, y alcance a entender las palabras que le decía
don Fernando, las cuales estaban bastante subidas de tono.
-Vamos nena, chupa bien nena,
ensalívala, siente su sabor, siente como recorre tu boquita mi tronco de carne,
vamos puta métela toda, tu puedes así, chupa como buena putita, así, que rico
se siente.
-No puedo Fernando, coff, coff,
es muy grande, no me cabe, aghhh, me da arcadas – decía la chica.
Era evidente que le estaba
mamando la verga y sentí mezcla de repulsión
y excitación, viejo cochino, no puede ser que este obligando a esa pobre
muchacha a hacer esas cochinadas. Cabe señalar
que era un poco ingenua en lo que respeta al sexo se refiere, mi esposo
había sido mi primer y único hombre, ambos veníamos de familias tradicionales y
conservadoras, solo en la intimidad hacíamos el amor en el estilo clásico del
misionero, nunca habíamos hecho sexo oral, por lo que me parecía repugnante lo
que estaba escuchando, sin embargo, no disminuyo mi excitación, al contrario me
sentía más excitada.
Me acerque a la ventana y por un
ladito logre ver hacia adentro, lo que vi me dejo congélala.
Don Fernando, sujetaba a la chica de la cabeza, obligándola
a meterse la enorme tranca en la boca, la chica apenas podía soportar ese
enorme trozo de carne.
Él tenía una verga impresionante,
larga y gruesa, con muchas venas hinchadas, mucho más grande que la de mi
marido, quizás el doble de grande la
cara de la chica estaba roja, seguro le faltaba el aire, sin embargo, después
de unos segundos don Fernando le soltó la cabeza ahora era la chica la que por
su propia voluntad se metía la enorme verga y la mamaba con ahínco, parecía que
lo estaba disfrutando mucho…
-Así putita, ve que, si puedes,
te está encantando mi verga, como se nota que te gusta mamar, levántate, ya
quiero romper esa conchita rica.
La chica se levantó y don
Fernando la puso en cuatro a orilla de la cama con el culo bien levantado y
escuche decirle.
- Mmm, que bonito culo, tan suave
y rico, se me antoja, creo que primero me vas a dar el culo nena- abrió las
nalgas de la chica y hundió su cara en el medio los cachetes.
-
Mmm, que rico culo nena, es un manjar, me encanta comerlo, tan
estrechito, siente mi lengua.
A la muchacha no pareció disgustarle que le estuvieran mamando
el culo, al contrario se retorcía de placer y gemía más fuerte, mi propio culo
se empezó a contraer, a palpitar, era inaudito lo que veía y estaba excitada al
máximo, mi esposo jamás me había tocado la cola y era algo extraño para mí,
pervertido, sucio, no entendía por qué me excitaba, mi conchita estaba tan húmeda,
chorreaba, en eso veo que le mete un dedo
por el culo a la muchacha y ella dio un respingo y lanzo un fuerte
gemido, no podía creer todo lo que estaba viendo y empecé a sudar, un sudor
frio recorría mi frente, mi corazón empezó a palpitar con fuerza y sentía que
mi propio esfínter se contraía involuntariamente, una carga de adrenalina
recorrió mi cuerpo, en eso estaba cuando oigo que dice;
Espera nena, voy por el
lubricante para poder romperte la colita como se debe.
Al levantarse gira la vista hacia
la ventana y me ve, al sentirme descubierta corrí lo más rápido que pude a mi
recamara.
Mi corazón latía con fuerza, la
respiración la tenía muy agitada y me di cuenta de que estaba muy mojada, por
lo que me tuve que cambiar mi tanguita, el recuerdo de lo que había visto me
daba vueltas a la cabeza, difícil de olvidar, me intente relajar y dormir, algo
difícil con el concierto de gritos y gemidos
que se escuchaban a la distancia, sin duda don Fernando estaba enculando
a esa chica.
Desde ese día le empecé a rehuir
a don Fernando, me sentía tan avergonzada, tan apenada, en las noches soñaba
con frecuencia en lo que había visto, pero en lugar de la chica soñaba que era
yo quien le estaba mamando y que estaba a punto de ser enculada.
Una semana después estaba
llegando en taxi del supermercado con mis bolsas de mandado, cuando aparece don
Fernando y me ayuda a cargarlas, amablemente como siempre, abro la puerta y me
ayuda a llevarlas a la cocina, le estaba dando las gracias por su ayuda, cuando
me dice;
-¿Y qué le pareció el
espectáculo?, ¿le gusto?
-Perdone don Fernando no sé a qué
se refiere- respondí, nerviosa.
-Sabes a que me refiero, nena, al espectáculo que viste la otra noche desde
la ventana de mi cuarto.
Me quede paralizada, sin habla,
no sabía que responder, mi corazón palpitaba con fuerza.
-¿Por qué te quedas callada,
acaso te hubiera gustado ser esa chica mamándome la verga y dándome el culo?
Por fin reaccione y le dije;
-Que se cree viejo cochino,
respéteme yo no soy así, yo no hago esas cochinadas.
Mmm ¿en serio?, entonces no le
mamas la verga a tu maridito ni te ha comido la colita tan rica que tienes, que desperdicio.
Sin proponérmelo le estaba dando
a don Fernando información de mi intimidad con mi marido y me quede callada.
Se acercó a mi cuerpo y en un
rápido movimiento me tomo de la cintura y me apretó con fuerza contra él, con
su otra mano apretaba mis nalgas, Una descarga eléctrica recorrió mi cuerpo,
era extraño sentir el calor de su cuerpo contra el mío y sus grandes manos en
mi trasero, emanaba virilidad, determinación, pero era una mujer casada y no
podía engañar a mi esposo, así que me resistí y le dije;
-Suélteme, soy una mujer casada,
respéteme.
-Eso no importa mami, no soy
celoso, me gustas mucho y vas a ser mía, te voy a hacer gozar como nunca, se
reconocer a una hembra mal cogida, y se que tu eres una de esas, te gusto lo
que viste, y te mueres por sentir placer con un verdadero macho, que te haga
sentir lo que tu marido no te hace gozar, cogerte como te mereces, hermosa.
Seguí forcejeando, cada vez con
menos fuerza, el cabron de don Fernando
me llevo al sofá de la sala y empezó a desnudarme.
Besaba mi cuello y mordía mis
orejas, suspiraba y le decía con una débil voz;
-No, no, no don Fernando no me
haga esto- protestaba, aunque sin mucha convicción.
-Tranquila bebe, solo quiero
darte placer, me gustas mucho y quiero ser tu hombre, tu macho, no te hare
daño.
Me quito mi vestido y mi
sujetador, su boca se apodero de unas de mis tetas y succiono mi pezón, una ola
de placer recorrió mi cuerpo y lance un gemido, deje de forcejear, lamias mis
tetas, mordisqueaba mis pezones, los succionaba, lo estiraba con su boca, me
hacía vibrar con sus chupetones, mi esposo me besaba las tetas pero nada que
ver en la forma tan ardiente que lo hacía don Fernando.
-Mmmm, que linda tetas, tan
ricas, son una delicia.
Solo suspiraba, ronroneaba como
una gatita, cerré los ojos y me deje llevar, me estaba entregando, sentía mi
conchita muy mojada, sin dejar de chupar
mis tetas su mano bajo a mi tanguita y
pudo comprobar que estaban húmedas.
-Mmmm, que mojadita estas, nena,
ya sabía que eras una putita.
Fue bajando por mi vientre hasta
que llego a mi ombligo, me bajo la tanguita y coopere alzando la cintura para
que me las quitara por completo, las llevo a su
cara para respirar su aroma, las olfateo profundamente y suspiro, las
aventó a un lado y abrió mis piernas ,su lengua llego a mi clítoris, mi espalda
se arqueo al instante, casi me vuelvo loca, jamás había sentido ese placer, mi
esposo nunca me había hecho sexo oral, abrió más mis piernas y siguió dando
lengüetazos mientras dos dedos se hundían en mi concha, entraron profundo y
fácil por lo lubricada que estaba , saco sus dedos y los llevo a mi clítoris y
ahora fue su lengua la que se hundió en mi concha, me estremecía y temblaba de
las sensaciones que sentía.
-Aghh, que hace don Fernando,
aghh, que hace.
-Ja ja, ¿Qué pasa? ¿Por qué?,
acaso tu maridito no te come la conchita.
-No, eso es sucio, mi marido no
me hace esas cosas, aghh, pare, no está bien- respondí.
-Que idiota es tu marido,
desperdiciar un manjar como este, tu conchita es tan dulce, pobrecita, pero no
te preocupes nena, ahora vas a saber lo que es una buena chupada de un macho de
verdad.
Me tomo fuerte de las caderas y
con ahínco se puso a comer mi concha, escuchaba los sonidos que hacia lamiendo
y succionando mis flujos vaginales, me sentía incomoda en cierta forma, pero
pronto olvide de mis prejuicios, abrí más las piernas y me puse a disfrutar,
todo mi cuerpo se retorcía, mis piernas temblaban, su lengua se deslizo de mi
estrecho y ardiente canal, estiraba mis labios vaginales, creí que explotaba,
morir de placer, jamás pensé que el sexo oral fuera tan delicioso.
De pronto paro y se quitó toda su
ropa, su cuerpo estaba muy bien conservado para un hombre de su edad y salto su
imponente verga, amenazante, ahora la presa era yo, me hizo agachar, su verga
frente a mi cara, la veía más enorme, gruesa y cabezona, acerco la rojiza
cabeza a mi boca y me pidió mamárselo, sentía su verga en mis labios,
presionándolas, impregnado mis labios con liquido pre seminal.
-Vamos nena, abre la boquita,
chupa.
La verdad me daba un poco de
asco, quise derribar mis prejuicios y empecé a darle lengüetazos en la punta,
sentí un sabor fuerte, ligeramente salado, pero no me causaba nauseas, así que
me anime a lamerla suave, empujo suave la cabeza, no me quedo de otra que abrir la boca, solamente
me entraba la punta de su verga, por lo que dedique a chupar y lamer la cabeza.
-Ja, ja preciosa, así, pareces
que tampoco se lo mamas a tu maridito, ven te enseño, que suertudo soy, me
tocara también enseñarte a mamar una verga.
-Ven abre bien la boquita.
Me tomo de la cabeza y fue
guiando mis movimientos, me hizo abrir la boca al máximo, mis labios alrededor
de su cabeza y fue avanzando hacia adelante, su verga se iba colando, La sentí
recorrer mi lengua, mi paladar y hundirse en mi garganta, la saliva resbalaba
por el tronco.
-Así nena aprendes muy rápido, solo cuida tus dientes, ay que rico,
me vas a hacer acabar.
Seguí sus instrucciones, la metía
hasta donde me llegaba dentro de la boca, la apretaba con los labios cuidando
de no rozarlo con mis dientes y succionando fuerte, mientras lo mamaba, voltee
a verlo a la cara, me encanto ver sus muecas de placer, sin duda lo estaba
haciendo bien, saque su verga de mi boca para tomar un poco de aire y un hilo
de saliva mesclado con pre semen quedo colgando de mi lengua hasta su verga,
eso me prendió y abriendo bien mi boca empecé a mamársela como si se me fuera
la vida en ello, apretaba el tronco y
acariciaba también sus huevos,
-Ay cabrona, basta, basta,
saliste más putita de lo que pensé, me has mamado la verga como una verdadera
puta profesional y casi me sacas la leche y no quiero acabar, antes quiero
hacerte mía.
Me levanto y me dijo;
-Ven, vamos a tu recamara, quiero
cogerte en la misma cama que te coge tu maridito para que compares lo que es un
auténtico macho.
Me llevo a la recamara, mientras
me iba agarrando mi culo, tan pronto llegamos me recostó en la cama boca arriba
sin dejarme de comerme la boca, metía su lengua revoloteando mi interior,
mordía mis labios, iba a cogerme, en mi
mente pensaba que no estaba bien, amaba a mi marido, pero no podía resistirme,
estaba totalmente entregada a sus besos y caricias, las sensaciones que sentía
nunca las había sentido con mi marido.
Sentí su enorme verga en la
entrada de mi conchita, y poco a poco me la fue metiendo, sentía cada
centímetro que me iba entrando, y abriendo, daba pequeños gritos de placer,
hasta que sentí que en un movimiento de cadera final me la metió toda, hasta
los huevos, me dolió, un calor tremendo me invadió, nunca me había entrado algo
tan grande y tan profundo y a la vez sentir un inmenso placer recorriendo toda
mi columna, me sentía tan llena, tan llena de un verdadero hombre, de mi
hombre, y al mismo tiempo una sensación de plenitud difícil de explicar.
-Aghhh, don Fernando, que verga tan
grande tiene, ahhh.
-Ya, chiquita, ya entro toda, que
rico aprietas mi verga, que estrechita estas, pareces virgencita, aghh, ahora relájate y disfruta.
Me tomo de las caderas y empezó a
embestirme lentamente, mordía mis labios y besaba mi cuello, arqueaba mi cuerpo
en cada embestida, lentas, profundas, me sentía tan suya que sentía que me
derretía en cada embestida, poco a poco fue embistiéndome más rápido, mordía y
chupabas mis pezones, me decía que era la nena más rica que se había comido,
quería cogerme seguido, a todo le decía que sí, que quería ser suya, hasta que
no pude aguantar más, todo mi cuerpo empezó a vibrar y sentí una descarga de
placer que recorrió todo mi cuerpo.
-Me corro, me corro, me corroooo,
aghh, me corro.
Todo mi cuerpo convulsionaba, mi
vista se nublo, gemía como loca, había sido el orgasmo más alucinante de mi
vida.
Pero don Fernando seguía
embistiendo, no había acabado, quería más y me levanto y me puso en cuatro, con
las piernas bien abiertas y mis pechos sobre la cama, sentí la punta de su
verga en mi conchita y se fue abriendo paso hasta que sentí su pelvis golpear
mis nalgas, mis fluidos resbalaban por su verga hasta sus huevos.
Para luego comenzar con el
vaivén, lento y profundo, un mete y saca que me tenía en las nubes, me apretaba
las nalgas, y me daba nalgadas que me excitaban más y me hacían gemir en cada
nalgada, desde el espejo de la recamara veía como abría mis nalgas al máximo y
observaba como su inmensa verga se perdía en mi interior.
En eso, siento que escupe justo
en medio de mis nalgas y trata de insertar la punta de su dedo índice en mi
culo, di un respingo hacia adelante y me queje.
-No don Fernando, eso si no, por
ahí no, no me toque el culo.
-No me digas que tu maridito
tampoco te ha culeado.
-No, ya le dije que mi marido no
me hace esas cochinadas.
Sus ojos brillaron.
-No lo puedo creer, tu culito es
increíble, delicioso, suave y además virgen, va a hacer un placer desvirgarlo.
Como cree, don Fernando, no, su
verga es demasiado grande y gruesa, me partiría en dos, además nunca lo he
hecho por ahí – me queje.
-Ja ja, no te imaginas lo que se
puede comer un culito sabiendo dilatarlo, recuerdas a la chica con la que me
viste, yo la desvirgue por el culo, y ahora ella misma me ruega que la encule,
siempre es igual, alegan que les dolerá y siempre terminan con mi verga
enterrada hasta los huevos pidiendo leche.
-Pero hay que saber desvirgar un
culo y yo soy todo un experto, aguanta, voy a mi cuarto por un lubricante.
Me la saco y me quede recostada
en la cama boca abajo expectante, en ese momento pude haberme levantado y hacer
algo, como cerrar la puerta de mi casa, pedir auxilio, pero no hice nada, lo
cual quede quieta en la cama boca abajo y con mi culo expuesto, en un par de
minutos estaba de regreso con una botellita de un líquido trasparente.
Al entrar dijo desde la puerta;
-Que rica te vez desde aquí
putita, que culito tan redondito y paradito.
Me puso una almohada bajo el
vientre para que parara más mi culito y sentí que separo mis nalgas dejando mi
agujerito descubierto, empezó a frotar con su dedo pulgar mi orificio, un
escalofrió recorrió todo mi cuerpo, jamás pensé que el lugar más íntimo y
secreto de mi cuerpo fuera tan sensible, abrió más mis nalgas y sentí la punta
de su lengua presionando mi esfínter, la sensación fue deliciosa, sin querer di
un fuerte respingo, fue como si su lengua me transmitiera una corriente
eléctrica que hizo vibrar todo mi cuerpo,
su lengua era increíble, siguió punteando y lamiendo mi hoyito un largo
rato, hasta que mi esfínter, cedió y entro la punta de su lengua en mi
interior, suspire y mordí mis labios al tiempo que apretaba las sabanas, la
movía en forma circular, avanzando cada vez un poco más, después de un largo rato dijo.
Tu culo es delicioso mami, saber
que soy el primer macho que lo prueba me ha puesto bien caliente, y vas a gozar
mucho cuando te lo abra.
Abrió la botellita del lubricante
y me dijo;
Este lubricante es especial,
tiene un relajador muscular y un sensibilizante, vas a sentir que el culo se te pone caliente al tiempo que se
va dilatando.
Echo el lubricante entre mis
nalgas y sentí la yema de su dedo en la entrada de mi esfínter, apreté las
nalgas y me dio una sonora nalgada, recordándome que no debía apretar, puso un
poco de líquido entre mis nalgas que fue resbalando hasta su dedo, el cual fue
y comenzó a masajearme el culo, solo por
fuera, masajeaba y acariciaba mis nalgas, frotaba mi esfínter en forma
circular, aplicando cada vez mayor presión, pronto venció la resistencia y su
dedo se coló en mi interior, paso acariciar las paredes internas de mi culito,
era más agradable de lo que pensé, me estaba gustando, siguió aplicando y su
dedo cada vez me llegaba más profundo, con facilidad, nada de dolor, sentía el
culo lleno de lubricante y empecé a sentir la piel caliente y más sensible, el
lubricante chorreaba por mis piernas, y sin darme cuenta empecé a mover el culo
en círculo.
-Vaya, vaya, que puta eres, te
está gustando, mira como meneas el culito:-dijo riendo don Fernando.
Echo otro chorrito de lubricante
que me entro muy profundo, saco sus dedos y sentí un vacío, iba a quejarme
cuando arrimo su verga entre mis nalgas y empezó a recorrerla cabeza en toda mi
rajita.
-¿Sientes cómo te recorre mi
verga?, pronto toda esta carne estará en tu interior, recorriéndote por dentro,
relájate mamacita, dale la bienvenida a mi verga.
En uno de sus recorridos
embadurno más de lubricante su verga y mi culo y apunto a mi agujerito.
Empezó a presionar, pero no había
forma, mi culito era muy estrecho, me dolía un poco, el seguía insistiendo
hasta que de pronto sentí que mi esfínter cedió y entro la cabeza, di un grito
desgarrador y todo mi cuerpo se tensó, intente zafarme echando mi cuerpo hacia
adelante, pero él me tenía bien sujeta de las caderas, solamente me decía.
-Shhh, Tranquila, relájate, ya
entro lo más grueso, pronto sentirás placer.
Sentía que me partía, el dolor
era tremendo y nublaba mi visión, intente relajarme y poco a poco el dolor fue
cediendo, sentía un ardor, pero había algo que me agradaba, afloje el cuerpo,
él lo sintió y reanudo el embiste, me la estaba metiendo muy despacio
permitiendo que mi culo se acostumbre al invasor.
Así nena, que rico te la estas
comiendo, suavecito.
Sentía mis pliegues abriéndose y
estirándose al máximo y el avance de su tranca de carne, hasta que por fin
sentí sus huevos chocar en mi conchita, me había empalado completamente, la
dejo un par de minutos sin moverse para que mi culito se acostumbrara al grosor
de su verga, mientras me besaba el cuello y espalda, sentía el calor de su
pecho en mi espalda y sus manos sujetas a mis caderas, pronto sentí que el
dolor cedía, empecé a mover el culo y empezaron las embestidas, lo hacía lento
y profundo, en cada embiste sentía una sensación de placer indescriptible que
recorría toda mi columna, me sentía tan
plena, tan llena de mi hombre, poco a poco fue embistiéndome más rápido, mis
gemidos se hacían más fuertes, me decía al oído, que mi culito era el más bello
y apretado que se había comido en su vida y que me lo iba a seguir cogiendo
seguido, yo le decía que sí.
Que ya era suya y que me haga
todo lo que quiera en adelante, me decías cosas ardientes al oído y me
ensartaba con más fuerza su vergota.
No pares, me encanta ser tuya le
gritaba.
No paraba de meterla y sacarla
fuerte, golpeando mi culo con su pelvis, ya no daba más, todo mi cuerpo se
estremecía, mis piernas empezaron a temblar, mis ojos se pusieron en blanco,
como si estuviera en un trance, empecé a convulsionar.
-Me corro, me corro, me
corroo-gritaba como una puta.
El seguía taladrándome el culo,
la metía y sacaba cada vez más rápido y a darme sonoras nalgadas, mis espasmos apretaban
su verga en forma involuntaria y ya no aguanto más, en un último embiste me
ensarto hasta lo más profundo, lo cual me hizo ver las estrellas y exploto en
las profundidades de mi culo, chorros y chorros de leche ardiente inundaban mis
entrañas y aliviaban el escozor de mi agujerito maltrecho, su esperma escapaban de mi culito y escurría por mis piernas.
Caí desfallecida sobre la
almohada, y el encima de mí, poco a poco su verga se fue poniendo más flácida
hasta que salió de mi culo.
Se tendió a un lado mía boca
arriba, con la respiración agitada y yo me acurruque junto a él con mi cabeza
entre su pecho y su hombro y
también abrazándolo, me acaricio la cabeza,
y beso mi frente, y también me abrazo, me encantaba estar en sus brazos, me
dijo, que quería que fuera su hembra cuando mi marido no estuviera en casa,
acepte de inmediato, le dije que me encanto todo lo que había hecho, que me
había vuelto loca de placer, que ya me sentía su hembra, y me sentía segura a
su lado, que él era mi macho y así lo seria de ahora en adelante, pero que
fuera discreto en los días que mi marido estaba en casa, ya que era una mujer
casada, estuvo de acuerdo y me dio un beso muy apasionado para sellar el
compromiso después volvimos a coger y culiear
toda la noche y los siguientes
días.
Así me convertí en la amante de
mi inquilino, era la relación perfecta, tenía un esposo joven, guapo y
brillante que me presumía a la sociedad y un hombre maduro que me hace gozar
como una perra, todo era felicidad, mi cara lo reflejaba, estaba más
resplandeciente, ya no me importaba la marcha de mi maridito, ahora tenía a don
Fernando mi macho, que me daba todo el placer que mi marido no me podía dar,
antes pensaba que mi marido era un buen amante, pero comparado con don Fernando
la diferencia era abismante.
Don Fernando cumplió su palabra y
fue siempre muy discreto los 15 días que mi esposo estaba en casa, era paciente
y sabía que tendría otros 15 días para
disfrutarme como quisiera, mas era yo quien me costaba disimular la calentura
que tenía por don Fernando, mi conchita se humedecía de solo verlo.
Un día mi marido me pregunto si
don Fernando seguía llevando mujeres a su departamento y si me molestaba eso, de
ser así le pediría que se marchara.
-No, ya no, ya no da ningún
problema mi vida, no ha vuelto a traer a ninguna mujer –le respondí a mi
esposo, si supiera que ahora su hembra era yo, pensé.
Mi esposo dice que don Fernando es el inquilino perfecto, nunca da molestias, paga la renta puntual y siempre está arreglando los desperfectos de su cuarto o haciendo mejoras en la casa sin pedir un peso a cambio, si supiera mi maridito que también se ocupa de atender y tener feliz y satisfecha a su mujercita cuando no está en casa.
Hoy en la tarde fui al centro comercial a comprarme lencería sexy para estas noches, algunas tanguitas semitrasparente de varios colores y modelos, rojas , blancas y negras, para asi esperar a don Fernando, lista y bien sexy en la recamara para coger y culear rico esta noche.
Don Fernando es un hombre
completo, no digo que mi marido no lo sea ya que fue el de quien me enamore y
fue el mi primer hombre, pero don Fernando es el hombre que sabe tener más que
satisfecha a cualquier hembra en la cama, con esa descomunal verga, larga, gruesa y
venosa, que me vuelve loca, que de solo pensar las veces que él me la tenía
adentro de mi conchita y de mi culo.
-Ay, me viene un cosquilleo en mi
rajita y en mi culito, lo cual hace que me moje muchísimo.
Hace apenas unos minutos don fernando me envio un mensaje al telefono : -* MI REINA HOY TE VOY A LLEVAR UN LINDO OBSEQUIO PARA QUE LO DISFRUTES*.
Me quede intrigada de que seria ese regalo, ya por la noche estaba en mi recamara ya lista con un conjunto de lenceria blanca muy pequeñito que apenas cubria mi tajito terminando en hilo, cuando se abre la puerta de mi habitacion y apareciendo don fernando con un bolcito de papel, donde esclamo de sorprendido diciendo : vaya, nena, que sexy te ves asi , me encanta, donde se acerco y agarrandole el culo con su mano y acercandola a el para entamparle un apasionado beso, toma esto es para ti, dandole el bolcito lo cual lo abrio donde abia un pequeño objeto brillante de metal con un adorno plastico rojo.
Que es esto dijo confundida patricia, es un plus anal ven aqui para ponertelo, patricia se acerco y le dijo bien quitate tus tangas y muestrame la cola lo cual ella lo hizo de inmediato el tomo el objeto lo ensalivo y se lo introdujo en su orificio anal, uy amor, esta helado dijo patricia, luego empezo a prender una lucecita roja de forma intermitente, vaya ahora te vez como quiero yo una verdadera putita.
Ve a mirarte al espejo y despues me dice que te parece, yo fui al espejo, con sierta incomodidad, pero al mirarme y verme taponeada de mi orificio me sentia muy sexy lo cual le dije a mi macho, me emncanta don fernando, se siente muy rico, gracias ahora soy su puta.
Asi es, ahora vamos a la cama quiero disfrutar a mi putita personal.
FIN.
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